En el marco de la crisis sanitaria que experimenta nuestro país debido a la llegada del COVID-19, los espacios asociados a la Red Salas de Teatro decidieron suspender sus funciones y actividades, al menos durante lo que resta de mes de marzo, situación que volverá a ser evaluada según el estado de avance de esta pandemia en 15 días más.

La medida, necesaria para garantizar la seguridad y salud de las y los trabajadores de las artes escénicas, significará un duro golpe al sector. En esta primera etapa, se proyecta que la detención de un mes de trabajo se traduciría en 469 funciones suspendidas, lo que implica el cese de venta de ticketing avaluado en $298.573.102, según datos recopilados a la fecha por la Red. Dicho monto es fundamental para el funcionamiento de las 23 salas de teatro, cuyos gastos operacionales superan los 530 millones de pesos mensuales.

“Esta Red es una de las más representativas, en parte, porque agrupa una realidad diversa y mixta. Nosotros convocamos desde teatros universitarios como el Teatro UC, la sala de la Universidad Mayor, el Teatro Nacional Chileno y el Teatro Finis Terrae, a centros culturales como GAM y Matucana 100, sumando también a múltiples salas independientes y carentes de todo subsidio, como es el caso de Los Pleimovil, La Vitrina, Teatro Azares, Teatro Camino, Teatro de Bolsillo, La Máquina del Arte y Sala Tessier. También tenemos salas de teatro independiente que han invertido permanentemente para que este sector exista, la mayoría de las veces también sin aportes, me refiero a espacios como Centro Mori, Teatro las Tablas, Taller Siglo XX, Teatro La Memoria, El Cachafaz, Teatro Ictus, Teatro Sidarte, Teatro del Puente, Anfiteatro Bellas Artes y Teatro Camilo Henríquez”, explicó Verónica Tapia, presidenta de la asociación gremial.

“No hay que bajar los brazos en estas materias, pues proyectamos que en una situación crítica como la que estamos viviendo la mayoría de estas salas no podrá permanecer abierta sin apoyos direccionados desde el Estado”, comentó.  

Las actividades programadas por los integrantes de la Red de Salas son también la fuente de trabajo e ingreso de las trabajadoras y trabajadores de las artes escénicas. En este sentido las cifras tampoco son alentadoras, ya que los espacios que componen la Red son fuente laboral de 305 personas, entre gestores, administrativos, técnicos y productores, por nombrar algunos. En cuanto a las compañías que exhiben sus obras en estas salas, se estima que son más de 800 los artistas que se verán afectados, entre otras razones, porque la taquilla por temporada de funciones representa su fuente laboral.

Sobre esto, la presidenta de la Red de Salas concluyó: “Cerrar una sala de teatro no es simplemente un espacio o infraestructura, es privar el acceso a la cultura. Nosotros entregamos un espacio laboral a actores, actrices y a muchos otros trabajadores de nuestro gremio. El Estado tiene que estar más presente en la cultura de un país. Es urgente”.

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