A principios del siglo XX, el arquitecto Fernando Tupper invitó a un grupo de artistas a participar en el diseño de un inmueble que se emplazaría en lo que hoy se conoce como la intersección de calle Santa Rosa con Tarapacá.

La idea era crear un lugar desde el arte para el arte. Y, así fue. De inmediato se sumaron al llamado personalidades como el arquitecto y fotógrafo Julio Bertrand, el escritor Pedro Prado, el músico Acario Cotapos, el escultor Julio Ortiz de Zárate y el poeta Alberto Ried, entre otros. Todos ellos lideraban un movimiento de vanguardia conocido como el Grupo de los Diez.

¿Cuál fue el resultado? Una casona levantada, principalmente, en adobe, un pórtico construido con piedras de la cantera del San Cristóbal y, aproximadamente, siete capiteles que tenían por objetivo dar cuenta de las disciplinas que el grupo de artistas impartiría en el lugar. A ello se sumó una torre de 19 metros de altura que comenzó a construirse en 1923 y que quedó a medio camino.

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Patrio principal de la casona. Los capiteles exhiben diseños que dan cuenta de las disciplinas impartidas en el lugar. Fuente: Fundación Casa de los Diez.

Con el tiempo, el inmueble pasaría a conocerse como la Casa de los Diez, aludiendo, precisamente, a aquel grupo que bosquejó sus muros. Sin embargo, hoy, este proyecto surge como un paréntesis dentro del paisaje de calle Santa Rosa: los nuevos proyectos inmobiliarios y un supermercado emplazado a escasos metros de la casa, hacen pasar por alto los detalles de aquella propiedad que, durante años, fue refugio de los principales artistas del siglo XX.

A ello se suma una nueva construcción que se levantará a un costado de la antigua casona considerada como Monumento Histórico desde 1997. Se trata de un centro comercial, a cargo de Inmobiliaria Paz, que comprende dos pisos de alto y cuatro subterráneos.

De acuerdo a ello, Patricio González, presidente de la Fundación Casa de los Diez, advierte que las primeras vibraciones de las obras ya han afectado a los muros de la casa y que deben tomarse los resguardos necesarios para que el nuevo proyecto no afecte al lugar. “Siempre hemos pensado que el proyecto de la inmobiliaria debe continuar. En ningún momento nos hemos opuesto. Lo que nos preocupa son las medidas que se van a tomar para que la casa no sufra daños”, dice.

“Además, claramente, aquí no hay una planificación de la ciudad. Entonces, lo siguiente es que la casa puede ser dañada y yo no puedo revivir a los artistas para que construyan la casa nuevamente. Por consiguiente, la casa se puede derrumbar sin ningún problema. Sin ir más lejos, este barrio, patrimonialmente está destruido”, agrega González, quien desde hace cinco años encabeza la Fundación.

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El proyecto de Inmobiliaria se construirá a metros de la antigua casona.

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El proyecto de la inmobiliaria comprende cuatro subterráneos.

El problema de fondo

A fines de mayo, la Fundación encargada de proteger el patrimonio de Casa de los Diez llegó hasta la comisión de Cultura de la Cámara de Diputados para alertar a los parlamentarios sobre el proyecto de Inmobiliaria Paz.

En la sesión participó el mismo Patricio González y el subsecretario del Patrimonio, Emilio de la Cerda, quien recalcó que el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) ha solicitado todos los antecedentes previos al titular del proyecto. Esto, con el fin de monitorear su curso.

“El órgano competente del Estado está operando con toda la capacidad que tiene, para que asegure las medidas de conservación del bien patrimonial”, dijo la autoridad ministerial, añadiendo además, que ya han existido casos similares, en los que el patrimonio no ha sido perjudicado. En esa línea, resaltó el caso del Museo Chileno de Arte Precolombino, donde las últimas obras de Metro no afectaron al inmueble.

Al mismo tiempo, indicó que hoy la empresa trabaja en un informe estructural y arqueológico y que, sobre la base de esa información, la comisión de arquitectura del CMN deberá sugerir si las medidas de mitigamiento son adecuadas para permitir que la obra continúe. Fuera de ello, el subsecretario aseveró que hoy la institucionalidad no tiene otras competencias como para incidir en el curso del proyecto, que, por otro lado, ya está aprobado según la Dirección de Obras de la Municipalidad de Santiago.

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A lo largo del tiempo, el inmueble ha sufrido diversos daños. Así lo constata una de las imágenes de sus salones.

No obstante, según advierte Patricio González, este caso revela un problema que va más allá de la mera fiscalización: se trata de cómo hoy el Estado conserva el patrimonio nacional. “Aquí el tema es que el Estado te declara Monumento Histórico y no es capaz de poder defenderte, porque se escudan diciendo que finalmente la ley es débil y que no pueden hacer nada, porque en el fondo, la Ley de Monumentos Nacionales te protege hacia arriba, pero no te protege hacia abajo, el subsuelo”, dice.

“Por eso, el problema no es con la inmobiliaria, sino que, con el Estado. En el fondo, el polígono de protección de la Casa de los Diez termina en este centímetro, pero al centímetro siguiente, ya no es patrimonio. Entonces, se puede hacer cualquier cosa”, agrega.

Por su parte, desde la empresa sostienen que el proyecto “cumple con todos los requisitos establecidos por la autoridad comunal y tendrá todos los permisos correspondientes”.

“Con el fin de proteger el valor patrimonial del inmueble y del sector, la compañía está trabajando de forma coordinada con el Consejo de Monumentos Nacionales. Bajo su supervisión, la empresa realizó pozos de sondeo arqueológico en el terreno y está a la espera que el CMN determine el plan de rescate arqueológico requerido. Adicionalmente, ha comprometido la contratación de asesoría técnica especializada para asegurar el total resguardo del inmueble durante el periodo de construcción”, sostienen.

Otros antecedentes

En 2015, la Casa de los Diez fue dañada producto de una instalación realizada por la empresa de alumbrado eléctrico Citelum. En marzo de 2019 la casona aún evidenciaba los deterioros de aquel trabajo.

De acuerdo a ello, González, recalca que el Estado ha sido irresponsable respecto de la protección patrimonial: “En Chile, en general mucha gente habla de cultura, habla de patrimonio, pero la verdad, a la hora de poder preservar los monumentos, pareciera que a todos les da lo mismo y pareciera que al Estado también le da lo mismo. Que no puede hacer mucho”, enfatiza.

Al mismo tiempo, señala que la misma institucionalidad no ha sabido responder a los procesos: “Hay una serie de irregularidades en el Ministerio de Culturas. Cómo asignan los fondos, cómo entregan documentos. Ni siquiera contestan correos y los tiempos de respuestas son meses. Entonces, es súper complicado ser Monumento Histórico y todos te dicen: puedes postular a fondos… Pero es un trabajo súper complejo”, comenta González.

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Marzo de 2019. En la imagen se exhiben los daños ocasionados por la empresa Citelum.

Marcando precedente 

Para Patricio González conservar la casona es una tarea en función de la comunidad, pero también corresponde a un proyecto familiar, ya que fue su bisabuelo quien adquirió la casa luego de un remate y quien además, le prometió a Fernando Tupper, mecenas del Grupo de Los Diez, conservar el inmueble. Sin ir más lejos, su familia, en los años 80 habitó el lugar.

Desde esa vereda, González advierte que la casona siempre ha estado en medio de la discusión respecto de las transformaciones de la ciudad: “Si hoy es el centro comercial, mañana será el metro o un posible ensanche de Santa Rosa”, señala.

Por lo mismo, sostiene que la nueva Ley de Monumentos Nacionales, que fue anunciada a fines de mayo por el Ejecutivo, debería ensanchar su mirada respecto de la protección patrimonial: “Nosotros ya quedamos fuera de la nueva ley, pero esperamos que esta situación sirva de ejemplo para otros monumentos en el país”, recalca.

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Desde el interior de la casona se observan las nuevas edificaciones.

Actualmente, la Casa de los Diez opera como un centro cultural, acogiendo talleres y promoviendo diversas actividades. Así, se estima que diariamente circulan por el inmueble más de 50 personas. En esa línea, González afirma que el lugar se ha ido evolucionando en el tiempo y que éste “no es un lugar que se queda pausado en el tiempo”.

Por lo mismo, comenta que una labor a largo plazo será terminar de construir la torre que iniciaron los vanguardistas: “Queremos que el faro pueda ser visitado y, paralelamente, estamos realizando diferentes proyectos de realidad virtual. Esto, porque estamos convencidos de que el patrimonio va de la mano con la tecnología”, concluye.

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