Cien es un color: Diálogos entre artesanías, artes y matemáticas a 100 años de la Bauhaus es una exposición que comprende 29 pinturas que son el resultado de variaciones entre formas geométricas, números y colores.

Liderada por la artista germano-chilena Cornelia Vargas, la exposición da cuenta de su proceso creativo en los últimos 10 años. Además, exhibe el resultado de su trabajo realizado en conjunto con el matemático Alejandro Jofré, miembro del Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile. Asimismo, da cuenta de una serialización programada por el informático del CMM Benoit Crespin, que dialoga con conceptos como algoritmos computacionales inspirados en el flujo del agua.

Del mismo modo, se integran obras textiles realizadas por Fresia Gangas (Linares), Adriana Tureuna, Fresia Barría (Chiloé) y la Agrupación de Colchanderas del Itata, Ninhue y Quirihue. Estas piezas, hechas especialmente para la muestra, dan cuenta de la diversidad de lógicas abstractas y, al mismo tiempo, evidencian la continuidad de los patrones y matrices que emergen de los procesos creativos humanos. Así, la muestra busca dar cuenta de una posibilidad, de cruzar las tecnologías de la memoria, de la materia, del arte y de la funcionalidad.

La muestra se completa con la obra Máquina de hacer color de la artista argentina Karina Peisajovic de la Colección Ca.Sa. Esta pieza rememora los experimentos cromáticos del profesor de la Bauhaus Lázló Moholy-Nagy, componiendo un espacio de fluidez hipnótico, mediante una instalación de combinaciones infinitas aleatorias de luz, a manera de un círculo cromático mutante.

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A través de la obra de Cornelia Vargas y los demás artistas, se conmemora el centenario de la fundación de la Bauhaus, escuela de arquitectura, diseño y arte fundada en 1919 en Alemania por el arquitecto y diseñador Walter Gropius. El nombre de la escuela se debe a la unión de Bau (construcción) y Haus (casa) y su intención fue rescatar el trabajo artesanal para crear una comunión con las bellas artes y así dar paso a la producción útil lejos de la pretensión o banalidad. Con el crecimiento de la hegemonía fascista, la escuela fue clausurada en 1933, pero sentó las bases de lo que hoy conocemos como diseño industrial y gráfico.

Después de la II Guerra Mundial, algunos de los profesores de la Bauhaus lograron restaurar su espíritu en la Escuela de Ulm. Este movimiento pretendía producir un arte liberado de toda referencia subjetiva para inspirarse en la composición de elementos básicos ordenados según leyes matemáticas precisas.

Allí, la joven de origen polaco, Cornelia Vargas, nacida como Cornelia Koch (1933), inició sus estudios y se apropió de los principios del arte concreto. En 1960 viajó en a Chile donde enseñó en diversas universidades los métodos de las escuelas Bauhaus / Ulm. Su obra visual se inscribe en esta lógica al trabajar en la experimentación de combinaciones y patrones en base a matrices geométricas como el cuadrado mágico y las secuencias de números primos, actualizando el legado bauhausiano como un diálogo permanente entre las imágenes y el pensamiento abstracto.

“Es un honor presentar el trabajo de Cornelia Vargas, quien es un portal para comprender la influencia de la Escuela Bauhaus en Chile desde una perspectiva desconocida”, señala Enrique Rivera, director de la Bienal de Artes Mediales de Santiago.

“Parte de nuestra línea curatorial 2019 este es justamente relevar el aporte de la Bauhaus a las artes y exponer su influencia en Chile. Valoramos enormemente el trabajo de Cornelia y todo su trabajo de arte abstracto, que se basa en estructuras que desaparecen, según lo explica ella misma”, comenta Felipe Mella, director ejecutivo de GAM.

La muestra podrá visitarse entre el 5 de septiembre y el 10 noviembre, de martes a viernes de 10:00 a 20:00 horas y sábados y domingos, entre las 11:00 y las 20:00 horas. La entrada es gratuita.

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