En la FIL de Buenos Aires se realizó un importante encuentro – la XIII Jornada Ferial de Microficción- donde usted participó con la escritora chilena Pía Barros, junto a el escritor Oche Califa y la escritora Silvia Iparraguirre, argentinos. ¿Qué nos puede contar de ese encuentro?

-La Jornada Ferial de Microficción es un evento que organizan los escritores Raúl Brasca y Martín Gardella con una maravillosa y generosa dedicación desde hace tanto tiempo en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (FILBA), que ha llegado a erigirse en un evento de dimensión latinoamericana.  Es el acontecimiento del género narrativo brevísimo más perdurable y regular. Se ha ido convirtiendo en un punto de encuentro no solo de autores argentinos, sino que de todo el continente. Este año hubo chilenos (Pía Barros, Lorena Díaz, Paulina Bermúdez y yo), y Jaime Muñoz Vargas (mexicano). Los escritores que mencionas en tu pregunta son sólo los que participamos en la última mesa de la jornada.

La Jornada consiste en varias mesas de lectura, combinadas con proyección de videos y dramatizaciones breves, que producen una estructura muy ágil. Un público muy abundante y atento, que disfruta de la narrativa breve.

Hubo otras actividades relevantes en la FILBA, entre ellas, la celebración de la publicación de la antología ARDEN ANDES, con selección de la escritora argentina Sandra Bianchi, primero en Argentina por Editorial Macedonia (2010), luego en Chile por Simplemente Ediciones (2015). Son más de un centenar de microficciones de más de 30 autores de ambos países en un recorrido por la historia común, donde la violencia ha sido una constante, en particular con las cruentas dictaduras militares. Unidos por la lengua y separados por la cordillera, que arde por estas circunstancias dolorosas.

Otra actividad fue el lanzamiento de MOLÉCULAS, otra antología salida de la mano de Sandra Bianchi, con el patrocinio de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), dentro de su Colección Lectura en Movimiento – Viaje al centro de la ciencia la Antología Moléculas, Antología de microficción científica, con veinte autores argentinos, peruanos, chilenos, mexicanos, españoles, bolivianos, colombianos, ecuatorianos y nicaragüenses.

 

¿Se podría decir que fue un adelanto de lo que se está organizando en el país con “Letras de Chile” para el mes de agosto del Encuentro Internacional de la Minificción?

-Más bien un precedente importante, porque varios de los participantes en la XIII Jornada de Microficción de la FILBA participarán en nuestro Encuentro Internacional de Minificción para agosto 2023, entre ellos los organizadores Raúl Brasca y Martín Gardella.

Hay que destacar que en el mundo de la minificción predomina una gran fraternidad y amistad que rebasa fronteras de cualquier tipo. El individualismo y la competencia quedan afuera del campo de juego, e impera la solidaridad. Es un campo privilegiado para la colaboración entre colegas, muy distinto al ambiente en otros géneros literarios.

En la jornada de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, tuvo la oportunidad de promover sus libros. ¿Nos podría relatar cómo fue esa experiencia?

-Producto de una iniciativa de la Editorial Zuramérica que ganó un proyecto del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio para participar de la FILBA, estuvimos allí con la promoción de dos libros directamente relacionados con el tema. Se trató de FOTO DE PORTADA, un volumen de cuentos de mi autoría, y MEDIO SIGLO DESPUÉS, una colección de relatos de Rodrigo Barra. Tuvimos la oportunidad de promoverlos en el stand de Chile y entregar ejemplares a escritores, críticos, periodistas y editores argentinos.

También participé en una mesa de autores de Simplemente Editores, leyendo textos y conversando con el público para promover EL TIEMPO DEL OGRO, una selección de cuentos sobre dictadura y post dictadura, enfocada en la violencia de estado, las transformaciones económicas y sociales y su efecto en nuestra convivencia como país. De alguna manera, estos cuentos anuncian el estallido social de 2019, incluso hacen referencia a sus consignas, aunque fueron escritos veinte años antes.

Usted ha recorrido muchas ferias internacionales del libro y, sin duda, la de Argentina tiene un gran prestigio. ¿Cómo la vio este año?

-He estado en la FILBA en versiones anteriores y la vi en plenitud, enorme, amplia, llena de actividades, repleta de público todos los días, al punto que cuesta desplazarse dentro de ella. Hay que armarse de paciencia para recorrerla cuando uno tiene que moverse de una sala a otra, a veces muy distantes entre sí. Es una Feria del Libro muy importante en un gran país que ama el libro y la lectura.

La verdad es que genera sana envidia reconocer un país con tanto respeto por la literatura, que cultiva la lectura día tras día. Por algo Argentina ha dado grandes nombres la literatura mundial y latinoamericana: Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo, Julio Cortázar, Ernesto Sábato, Luisa Valenzuela, Ana María Shua, Alejandra Pizarnik, Angélica Gorodischer, Samantha Schweblin, por mencionar algunos.

 

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