En este mundo cultural y social el cuerpo se aparece como un cuerpo vestido, en donde nos
relacionamos con un otro a partir de nuestra indumentaria cómo símbolo del sujeto, una
especie de carta de presentación en donde mostramos nuestros intereses, preferencias e
identidad. En este sentido el pensar el cuerpo desde la desnudez, abre la puerta a reflexionar sobre cuál es el rol del cuerpo cómo territorio personal y social, teniendo en cuenta a este cómo el motor principal para la existencia.

Nuestro cuerpo natural representa también un cuerpo colectivo, entendiendo que todas las
acciones generadas por un individuo tienen mayor o menor impacto en lo social, por lo que
siempre estamos sujetos al cuerpo y la decisión del otro. Le Breton define que la “existencia del hombre es corporal” entendiendo que todo se relaciona con el vínculo de la identidad. Le Breton, 2002, p. 7

En este sentido, experimentar el desnudo cómo construcción de identidad en un espacio
colectivo, es una forma de reconectar con el espacio que habitamos.

“De lo individual a lo colectivo” es un proyecto que propone pensar en el cuerpo cómo
herramienta creativa a través del desnudo. Por un lado se trata de una investigación
sobre cómo se comportan los cuerpos en un grupo, mientras que por otro tiene la labor de
archivo o ensayo, en donde estos encuentros se transforman en manifestaciones artísticas.
Esta idea de ensayo continuo da espacio a la experimentación cómo conocimiento empírico,
no sólo de la propuesta artística sino también de lo que ocurre al juntar grupos de personas
que no necesariamente se conocen entre sí. De esta forma, todos los cuerpos que componen la escena, al mismo tiempo son parte de la conceptualización de la obra, más allá de un objeto tangible cómo puede serlo la pintura.

El grupo convocado se conforma de personas que no se conocen entre sí, pero que tienen una inquietud hacia el desnudo. No es necesario tener experiencia previa para participar y
tampoco existe un rango etario específico. Las sesiones son espontáneas y si bien existe un
guión, estas siempre están sujetas a lo que el grupo intérprete.

La creación colectiva desde el desnudo : la libertad en los límites, y el límite es el cuerpo.
El desnudo puede entenderse cómo una alusión al estado natural e igualitario del ser
humano, al despojarse de las vestimentas se abstrae de los constructos sociales dando espacio a que esa frontera mental creada para encasillar pueda dejar de ser un borde y presentarse cómo una puerta abierta hacia la comprensión de un otro.

El cuerpo en una instancia colectiva de encuentro no preconcebido, da espacio a que la
experimentación y los sentidos sean los principales protagonistas de la interacción, en donde el cuerpo se mueve en una danza continua, para crear un espacio común y cognitivo.

Pina Bausch, bailarina, coreógrafa y directora alemana pionera de la danza contemporánea,
en uno de sus ensayos les dijo a sus bailarines “No me interesa el cómo se mueven, sino que es lo que los mueve” – “El legado de Pina Baush” Arte tv Realizado por la directora Anna Linsel en 2019. Esta frase, lleva a reflexionar sobre la importancia del agente creador en la obra, quien dirige cómo un espectador activo lo que ocurre en la acción, no es por azar que el cuerpo sea uno de los temas centrales dentro de la exploración del arte relacional.

Las relaciones que se generan en los encuentros son instancias de interacción con el otro que permiten delatar que la imagen exterior no significa al individuo y solo lo complementa. Este simple hecho hace que al encontrarse con la desnudez, sea un acto performativo En una instancia en donde cada individuo puede tomar la decisión de hacerse cargo de su cuerpo a través del otro.

Existe un sentimiento de pertenencia que se genera entre estos grupos, donde el cuerpo como protagonista se hace consciente del lugar que habita, desde lo individual a lo colectivo, entendiendo la corporeidad cómo un medio para expresar.

La emergencia del cuerpo es una constante que se hace presente en todos los aspectos de la vida contemporánea, al hacernos cargo de nuestra desnudez, pensamos desde nuestro espacio corporal. El cuerpo puede volverse hablante, pensante, sonante e imaginante, siendo él quien se expresa en su propio sentir cómo consecuencia de la experiencia.

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