A fines de marzo de 1970 y durante tres días, el Museo Nacional de Bellas Artes atrajo las miradas de críticos, artistas y transeúntes. Nuevamente, el responsable de tanta atención era el director del espacio, Nemesio Antúnez, quien optó, según los más conservadores, por una “descabellada” decisión: exponer entre pinturas y esculturas de reconocidos artistas, pequeños fragmentos lunares que fueron obsequiados por los tripulantes del Apollo XII al gobierno de Eduardo Frei Montalva.

Los fragmentos, que no pesaban más de 19 gramos, fueron exhibidos en una primera instancia en el Museo de Historia Natural, sin embargo, gracias a la gestión de Antúnez fueron trasladados al edificio del Parque Forestal con un solo fin: atraer la mayor cantidad posible de personas al lugar.

“Los niños de la era espacial no se perdieron el espectáculo, deseosos de satisfacer su imaginación desbordante. Pero fueron los mayores los más sugestionados con la antigua historia de monstruosas figuras extraterrestres (…). Como dijo una anónima y asustada ciudadana: Por favor, saquen de allí esa cosa monstruosa”, advierte un archivo de la época sobre la exposición de los fragmentos lunares.

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Artículo de revista Ercilla, titulado “Piedra lunar: ¡Llévense al monstruo!”.

Hasta hace poco, este evento era completamente desconocido por la Fundación Nemesio Antúnez, que desde 2015 ha trabajado en la difusión y sistematización de la obra del artista. No obstante, en el marco de la conmemoración del centenario de Antúnez este acto será recordado en la muestra El museo en tiempo de revolución que se presentará desde este miércoles en el Museo Nacional de Bellas Artes.

En esta oportunidad, los fragmentos lunares, que hoy forman parte de la exposición permanente de la Casa Museo Eduardo Frei Montalva, serán representados a través de un trabajo audiovisual realizado por el artista Nicolás Sánchez, quien investigó los archivos oficiales de la NASA sobre el Apolo XI.

Esta exposición presenta un recorrido que parte en 1969 y que culmina en 1973 cuando Antúnez decide, luego del Golpe de Estado, abandonar la dirección del Museo. “Hay un orden cronológico a través de diversos hitos que son una selección de las exposiciones más importantes en términos del cuestionamiento interno de lo que es el arte”, explica la curadora de la muestra, Amalia Coss.

“La idea es que el espectador recorra este proceso de transformación del Museo”, dice la investigadora.

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Fotograma de video de Nicolás Sánchez. Space race suite Op. 1. Material audiovisual del Archivo Apollo que conserva el Johnson Space Center de la National Aeronautics and Space Administration (NASA). Cortesía del artista.

Desde el espacio al museo

La muestra de los fragmentos lunares no fue inocente. Tampoco tuvo que ver con un simple arrebato. Según Guillermina Antúnez, hija del artista y directora de la Fundación Nemesio Antúnez, esta decisión se explica por el proceso de reformulación que desencadenó el grabador al interior del espacio.

“Él iba a la calle a invitar a la gente para que entrara al Museo. Les decía: ¿usted ha entrado aquí alguna vez? Y si le decían que no, los tomaba del brazo y los llevaba, por horas, a conocer la colección. Le explicaba a cada uno las obras. Hoy, varias de esas personas se me han acercado y me han dicho que no tiene cómo agradecer ese gesto. Él tenía una energía que lo llevaba a abrir el Museo, a hacerlo accesible, a exhibir este trozo de luna e indagar en otras formas de comunicarse”, dice.

“Nunca conocí al personaje público. Supe que él había sido director de un museo en Chile como a los 11 años, cuando ya nos habíamos ido del país. Así que toda esa historia me la perdí, nunca me contó que había expuesto un trozo de luna en el Museo”, afirma.

Este actuar de Antúnez también propició que se generaran múltiples críticas respecto de su dirección: “Fue importante la polémica que se creó durante su dirección. Hay varias cartas al director que se publicaron en La Nación y que decían que el Museo se estaba transformando  en un lugar donde se fumaba marihuana, donde se hacían fiestas y que esto era una falta de respeto para el arte nacional”, advierte Olivia Guasch, encargada del archivo de la Fundación Nemesio Antúnez.

“Finalmente, el público se dividió entre quienes lo criticaban y quienes decían que estaba transformando el Museo en un lugar vivo”, agrega.

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Un archivo en construcción

El hallazgo sobre la presentación de los trozos lunares en el Museo de Bellas Artes surgió luego de una investigación del archivo del artista. Este registro cuenta con más de 15 mil documentos entre cartas, grabados, fotografías y obras.

En esta línea, según Olivia Guasch, este descubrimiento corresponde a una pequeña fracción de aquel mundo inexplorado de Antúnez: “A través del archivo hemos ido conociendo un montón de cosas que antes no teníamos tan claras. Sabíamos de la transformación a nivel conceptual y espacial del Museo, pero, por ejemplo, no teníamos idea de que se había exhibido este trozo de luna”.

“En esa búsqueda, también nos encontramos con toda una correspondencia. Aparece la historia de varios personajes como Juan Downey y Roser Bru, es decir, personajes de los que no teníamos tan clara su relación con Antúnez. Con Neruda también hay una correspondencia muy bonita que se extiende por cerca de 50 años”, afirma la investigadora.

Este archivo, que ya está listo en un 50 por ciento, será publicado de forma online durante el primer semestre de 2020. Aun así, Olivia Guasch sostiene que aún quedan facetas por conocer respecto de obra de Antúnez: “Él participó activamente en varias exposiciones que ponían en evidencia esto las violaciones a los derechos humanos en Chile durante dictadura”.

“También, participó en una huelga de hambre en solidaridad con el pueblo chileno. Otra cosa que nos sorprendió mucho fue cómo internacionalizó el arte chileno y latinoamericano cuando fue agregado cultural en Estados Unidos en los años 60. Entonces, él tuvo la facilidad de participar en radio y televisión, por lo que fue un gran divulgador y llegó a mucha gente. Su labor fue bastante masiva en ese sentido. Eso fue bien inédito para la época”, añade.

El centenario  

La conmemoración del centenario de Nemesio Antúnez contempla diversas actividades. En el Museo Nacional de Bellas Artes, por ejemplo, no sólo se presentará la muestra El museo en tiempo de revolución, sino que también se expondrá Manifiesto, que contempla óleos, acuarelas, grabados, cuadernos de apuntes, archivos fotográficos y documentos de la vida pública y privada del artista.

En tanto, el Museo de Arte Contemporáneo presentará Antúnez Panamericano que reúne obras incorporadas a la colección del MAC bajo la dirección de Antúnez. Así, el Centro Nacional de Arte de Cerrillos presentará un conjunto de programas radiales conducidos durante sus años como agregado cultural de Chile en Estados Unidos.

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