Este nuevo texto del doctor Carlos Cantero, es la continuación de su exitoso libro anterior:
“SOCIEDAD DIGITAL. RAZÓN-EMOCIÓN”, publicado en Chile, España y Brasil.

En este libro aborda la convergencia de tres conceptos que, siendo los mismos de siempre, tienen significación, aplicación y resultados diferentes, según el contexto en el que se desarrollan.

En la medida que cambia el ethos, se produce una deriva auto generativa y auto sustentable, de elementos vinculados, ligados o unidos entre sí (copulativos), que interactúan en un equilibrio dinámico y simultáneo, lo que impacta en su evolución, anclajes y vigencia: Sociedad Digital + Laicismo + Democracia.

Se observa esa deriva en la sociedad y no se aprecia adecuada sincronía en la respuesta
adaptativa, lo que ha generado una profunda crisis inter generacional, social, religiosa, política, democrática, cultural que, en nuestra mirada es una crisis esencialmente ética, que actúa como gatillante de un proceso larvado hasta la explosión social, que cuestiona el modelo de desarrollo y que colapsa con una disruptiva (no programada) y catastrófica inmersión en la sociedad digital Post Corona Virus (PCV). Estas ideas pretenden orientar y favorecer el proceso de adaptabilidad -del mundo laico- a la emergente Sociedad Digital, que no solo tiene vinculación con lo tecnológico, sino que alcanza a todas las formas relacionales del quehacer humano, sus procesos productivos y de servicios, las habilidades y competencias, para la más adecuada inmersión de las personas, organizaciones, instituciones, incluso los territorios.

Se reflexiona sobre la vigencia de los valores del humanismo, en el contexto de una democracia solidaria y participativa, de los principios del laicismo, en relación a la forma de entender y practicar la democracia, que caracteriza la sociedad digital. Se aborda la cuestión esencial del laicismo: la independencia y autonomía de la esfera del poder temporal respecto del poder espiritual y viceversa.

Se analiza la dinámica que se genera en esta deriva socio-cultural, que da lugar a nuevos dogmas (ideológicos) que son tratados como dogmas de fe, usando el Estado y el mercado, para el sometimiento o dominio de amplios sectores de la sociedad civil. Por ejemplo, en el ámbito ideológico, por un lado el totalitarismo marxista y, por el otro, el neoliberalismo radical, ambos topándose en la promoción de un materialismo que atenta contra la dignidad de las personas, entre las múltiples expresiones que emergen en la tensión entre el Orden y el Caos.

Aborda la causalidad de la crisis, los anclajes filosóficos detrás de las ideologías fundantes, que unos califican como causas políticas, económicas, culturales y que el autor califica como causas esencialmente éticas, gatillantes de una crisis valórica, que afecta los fundamentos del Humanismo, que borra los límites éticos y que toma la forma de una metástasis en la sociedad, alcanzando lo público y privado, la sociedad civil y los órganos del Estado.

Se aborda en sentido de oportunidad (anímica, intelectual y espiritual) para comprender los nuevos desafíos personales e institucionales, inducir reflexión y pensamiento en la élite y en la base social, para atender con pertinencia las demandas sociales de este tiempo, evitando la falla estructural de un sistema que ya muestras sus fracturas y amenaza con un colapso. Es muy distinto prevenir una contingencia que enfrentar el colapso de una estructura o sistema, cuando hay que mitigar los daños y enfrentar el proceso de recuperación.

El laicismo es crucial para entender este proceso, especialmente para contener los impulsos por romper los espacios reservados a la “esfera pública”, cautelando la neutralidad del Estado de todo dogmatismo, cuidando que desde el poder estatal no se limite ni intervenga en lo religioso, cautelando que ningún dogmatismo ideológico limite la esfera espiritual ni la temporal, asegurando la igualdad de trato para todos; la imparcialidad de las instituciones y la institucionalidad pública; para contener esa tendencia a “privatizar” o estatizar cuestiones asociadas a la dignidad y espiritualidad inviolable de la persona; para cautelar la vigencia de los principios de Libertad, Igualdad y Solidaridad, tan importantes al mundo laico y fundamentales a la vida democrática. Se analizan los equilibrios y estabilidad, particularmente el respeto a los principios de Legalidad y legitimidad, fundamentales a la teoría del Estado. También se aborda el derecho de las personas al resguardo de su intimidad, su subjetividad, sus datos personales, lo que se ve gravemente amenazado con el desarrollo de la Big Data y la Inteligencia Artificial, derivada de la revolución en las tecnologías de información y comunicación.

La mejor adaptabilidad a la sociedad que emerge dependerá́ del acuerdo social, respecto de lo que podemos cambiar y lo que debemos conservar, para cautelar la dignidad de las personas. En este desafío la mayor complejidad está en recuperar la básica confianza para el diálogo y los acuerdos.

Esa emoción primaria caracteriza la forma de ser y estar en el mundo, de la persona y la comunidad.

Tiene incidencia capital en el ETHOS, LA ETICA, LA ESTÉTICA Y LA EMOCIONALIDAD, en lo generacional (los que están), intergeneracional (los actuales y los que vendrán) e inter especies. Es decir, el individuo y su relación con lo animal y vegetal, frente al genocidio ecológico que estamos heredando para el futuro.

Se reflexiona sobre los flujos del poder, frente al profundo descrédito de la política, su cuestionada vinculación con el poder económico y la falta de sintonía con la ciudadanía. En este proceso de perdida de poder de unos ¿Quién se queda con ese poder? En algunos casos el poder fluye hacia el poder económico; hacia los especuladores financieros; el denominado quinto poder en los medios de comunicación; la gestión de las redes sociales; en otros casos, la sociedad ve surgir el poder del narco delito; y, en casos extremos los Narco-Estados de América Latina.

El texto es un llamado a superar la deriva de conformismo y permisividad, esto alcanza a los humanistas de toda denominación, a los actores del mundo laico, a las instituciones, debemos elevar nuestros objetivos, la visión prospectiva, el pensamiento estratégico, los modos de gestión y conductuales, las formas relacionales, la estructura nodal mutarla hacia una estructura de redes, analógicas y digitales, incorporando las nuevas “herramientas” que ofrecen las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC), usándolas como las potentes herramientas para construir la realidad, para influir en la configuración de la sociedad, entendiendo las tecnologías siempre medios nunca como un fin.

El laicismo que emerge va mucho más allá́ de la tradicional tensión entre la Iglesia y el Estado, la confrontación latente entre poder temporal (Estado) y el poder espiritual (la iglesia). Sus nuevos énfasis tienen que ver con la necesaria neutralidad del Estado frente a cualquier pretensión hegemónica o desviación excluyente, de cualquier religión, espiritualidad o ideología, que pretenda imponer sus dogmas en la esfera pública, permitiendo a cada cual vivir la diversidad con pluralismo, libertad e igualdad, cuestiones sobre las que las nuevas generaciones expresan cada día nuevas y justificadas demandas.

La explosión social en diversos países tiene sus procesos gatillantes en las bases neoliberales elevadas a la categoría de dogmas de fe, a que dimensiones del poder temporal no cumplen su rol, véase las percepciones ciudadanas sobre el Gobierno, los partidos políticos, la justicia, el Parlamento. El sentido ciudadano sobre el abuso por
las múltiples colusiones en el ámbito de la economía, el sentido de impunidad con que actúan los abusadores, la ausencia de auto limitación, el descrédito de todo referente ético en la sociedad, que genera vacuidad y una oportunidad de influencia vacante.

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