En 2015 la Corporación Cultural de Las Condes presentó a la recién descubierta fotógrafa norteamericana Vivian Maier (1926-2009), una niñera que por décadas trabajó en Nueva York y Chicago y en paralelo realizó una impresionante obra fotográfica. Su descubrimiento fue considerado uno de los mayores hallazgos artísticos del último tiempo y la exhibición de sus trabajos convocó a millares de personas en todo el mundo. Chile no fue la excepción: la muestra en nuestro Centro Cultural tuvo un éxito de público sin precedentes y se constituyó en una de las exposiciones más vistas del año.

En aquella oportunidad llamó la atención la cantidad de autorretratos y la forma cómo la autora asumía este tipo de fotografía, lo que impulsó a la Corporación Cultural de Las Condes a investigar sobre el tema. Junto a la gestora Verónica Besnier propone entonces una nueva muestra constituida sólo por las imágenes en que Vivian Maier se mira a sí misma.

No se trata de autorretratos clásicos en los que un autor posa frente a la cámara, sino de un sinfín de variantes en las que la fotógrafa aparece de la forma más sutil posible, incluso dejando sólo su sombra. La presente exposición –que se complementa con talleres, concursos y charlas (Ver Programa)– demuestra por qué los autorretratos de Vivian Maier se constituyen en un género en sí mismo y expresan a todas luces la compleja personalidad de la autora.

Anne Morin señala que “…el interés de Vivian Maier por el autorretrato se asemeja a una búsqueda frenética y desesperada de su propia identidad. Condenada a la invisibilidad, a una suerte de inexistencia por su condición y estatus social, produce muy discreta y silenciosamente la prueba irrefutable de su presencia en este mundo, donde ella parece no tener cabida”.

Y agrega: “Los reflejos de su rostro en un espejo, su obra en la obra y después su sombra que se expande en el suelo, o el contorno de su figura, cada autorretrato de Vivian Maier es una reafirmación de su presencia en ese lugar, en aquel instante”.

La historia de Vivian Maier es sorprendente. Nacida en Nueva York, de madre francesa y padre austro-húngaro, dividió su tiempo entre Francia y Estados Unidos hasta que en 1956 se instaló en Chicago, donde se desempeñó como niñera por más de cuatro décadas. Con una cámara colgada al cuello siempre que salía a la calle, tomó obsesivamente fotografías, las que nunca mostró a nadie. Fue un trabajo silencioso y anónimo. Llegó a juntar 100 mil negativos, además de 700 rollos en color y 2000 en blanco y negro sin revelar. Su obra fotográfica salió a la luz pública recién en forma póstuma, luego de ser descubierta casualmente por el joven investigador John Maloof.

En el invierno de 2007, interesado en el patrimonio de su Chicago natal, Maloof subastó una caja de negativos por 380 dólares. Buscando fotografías, se encontró con un verdadero tesoro, producido por un ser fuera de toda escala. Al revisar la caja y comprender lo que tenía entre manos, Maloof investigó quién era la persona tras la cámara, un nombre desconocido en ese entonces, Vivian Maier. Recién en 2009, un obituario trajo la respuesta y también muchas nuevas preguntas.

La desbordante pasión por la fotografía sitúa en nuestros días a Vivian Maier en el podio de los más grandes fotógrafos emblemáticos de la Street Photography y un hito en la Historia de este arte junto a Diane Arbus, Robert Frank, Helen Levitt o Garry Winogrand.

FUENTE: Corporación Cultural de Las Condes

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