El desafío de escribir poesía -excelsa- requiere de talento y de la persistencia en vivir. No se trata solo de hacerlo de manera vertical en versos, naciente de una espontánea y supuesta inspiración. Es todo lo contrario, es una dura tarea de un orfebre y de un obrero del carbón. Es un desafío infinito que nunca se acaba.

De eso se trata la poesía y de sus creadores.

Se trata de construir patrones, códigos. De construir un nuevo idioma que identifique a la obra por decir, por recitar. Señales conscientes provenientes del sueño escondido del poeta, de las palabras que lo enamoran y enamora. De las imágenes que lo persiguen por días y que lo acosan hasta que las proyecta en el papel.

Santiago Barcaza lo alcanza desde la palabra y la belleza. Su “Mapa Negro” es la búsqueda eterna del final del arcoíris.

El poeta porteño navega en las interlíneas. Los “qué” son una de sus claves secretas. Son llaves que cuelgan de su noble expresión. Los “qué”, “las preguntas veladas” urden la obra completa. La tejen. Se esconden, pero aparecen en la conexión cotidiana del poemario. Cada estrofa guarda vasos comunicantes entre ellas, como si fueran palabras de paso o santo y señas secretos.

(Y hay más señales, pero cada lector debe descifrar para su deleite o misterio personal)

La poesía de Santiago Barcaza tiene todo el talento de la ternura necesaria para escribir poesía. Cercana y dolorosa, en el sentido de la herida y la esperanza.

Trazar el mapa en el Chile de hoy -el “Mapa Negro”- con la poesía de Barcaza es abrir nuevas calles al idioma del amor.

Transitar por el “Mapa Negro” es dejar abiertas las ventanas de par en par, donde entra el viento de la calle. Donde estamos todos. Donde reconocemos domicilio, nuestras propias palabras, nuestros amigos y compañeras. Donde vivimos y dejamos de vivir.

Hay fuego que se filtra en los ojos del lector y eso no lo deja indiferente. Sin embargo, la belleza gana una y otra vez en el imaginario del leyente.

“Dónde estaba escrito / Que la noche es un libro abierto / Pero el mundo más allá de la noche /Sigue siendo un misterio /

… nos habla -pregunta- Barcaza.

Al sur, al oriente, vaya saber uno. La poesía mira a los cielos y se guía por las estrellas. La brújula del talento de Santiago Barcaza siempre traza su viaje hacia el norte. Su libro es una obra maestra para salir a caminar por el país y recuperar los ojos perdidos.

Aquí, una vez más, el viejo Aristóteles abre una página en sus predicciones de la “Poética”: la catarsis.

Solo se me ocurre abrazar la poesía de este poeta venido de Valparaíso.

 

Edita:

Mapa Negro

Hispano Chilena Ediciones (hispanochilena.com)

Amely Duvauchelle Segunda Edición, febrero 2025.

 

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