«El David estaba dentro de ese bloque, yo tan sólo quité lo que sobraba», respondió Miguel Ángel cuando le preguntaron sobre la magnificencia de la obra. Fue una respuesta llena de sabiduría que con el devenir fue tomando sentido no solo para definir el arte de esculpir la piedra sino la de desentrañar la historia de un ilustre desconocido.

En septiembre se conmemorarán los cincuenta años de la muerte de Tótila Albert Schneider, escultor, nacido en Santiago, Chile, el 30 de noviembre de 1892, quien, en plena guerra mundial se trasladó a Alemania para estudiar y trabajar en escultura en la Academia de Bellas Artes de Berlín y en el taller de Franz Metzner.

En 1939, luego de la destrucción de su taller y de sus obras en Berlín durante la Segunda Guerra Mundial, rgresa a Chile. Compartió su gran sensibilidad artística y espíritu humanista con el círculo intelectual chileno de la época, entre los que se contaban Alone, Pablo Neruda, Joaquín Edwards Bello, Gabriela Mistral y Eduardo Barrios quienes elogiaron su creación escultórica y con quienes compartió sus aficiones por la filosofía, la poesía y la música. El grupo de sus contemporáneos sería luego bautizado como la Generación del Veintiocho.

Sin embargo Tótila Albert sigue siendo desconocido. Esta realidad ha hecho que   la abogada María Luisa Guzmán y a los historiadores Hugo Ramos y Susan Turner, sintieran la necesidad de reconocerlo y para ello han comenzado a levantar una investigación en torno a la vida y obra de Tótila Albert, como proyecto de título del Máster en Historia y Gestión del Patrimonio Cultural de la Universidad de los Andes.

 

2 Comentarios

  1. Me impresiono la nota sobre Totila Albert..la escultura es un arte que implica poder ver mas alla de lo que tienes delante de tus ojos. Solo los privilegiados lo logran. Gracias

    • Y como decía Miguel Ángel…poder «ver» dentro de la materia y «sacar lo que sobra» dejando la esencia: el susurro de la piedra.

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