El largometraje, del director chileno-estadounidense Niles Atallah (Lucía, 2010), se adentra en la historia de Orllie-Antoine de Tounens, un abogado francés que llegó al sur Chile en 1858 con el objetivo de unificar las fuerzas del pueblo Mapuche y fundar el reino autónomo de La Araucanía y la Patagonia para derrotar al Ejército de Chile en plena Guerra de Arauco.

“Usualmente desde documentos, archivos y objetos se reconstruyen los relatos históricos, pero también sirven para imaginar lo que no sabemos acerca de esos hechos. Precisamente eso, ‘lo que no sabemos’ de Orllie-Antoine de Tounens, esa grieta, es lo que más me interesó y me pareció importante retratar”, detalla Niles.

La curiosidad del director por el enigmático “Rey de la Araucanía” comenzó cuando leyó “In Patagonia” (Bruce Chatwin,1977).  En el libro existe un relato sobre el personaje y su paso por Argentina, pero no abordaba sus desventuras en Chile. Esa fue la interrogante que movilizó a su realizador a continuar sus lecturas sobre el francés y, posteriormente, a iniciar un proyecto con su historia.

A partir de ahí, la investigación no se detuvo. Atallah viajó a la Región de la Araucanía para conocer a la comunidad Mapuche Flor del Valle (cercanías de Curarrehue) y a las localidades de Tourtouirac y Chorgnac d’Ans en Francia, donde investigó al avezado aventurero.

“Rey” se construye en base a la tensión entre la historia y la memoria, lo que se materializa en imágenes degradadas y sonidos. En la misma línea, también es un paseo por una tierra de fantasía y sueños de la mano de personajes con máscaras, criaturas humanas zoomorfas, etc.

“Decidí trabajar desde una metodología opuesta. Desde el inicio, lo que la película provoca es sospecha sobre esa mirada cinematográfica. ¿Por qué estamos viendo la realidad de esta manera?”, dice el director.

El director y guionista se explica: “No quería hacer una película de época convencional, porque el personaje no es convencional y porque la manera en que se inserta en la historia de Chile y de Latinoamérica, tampoco lo es”. He acá, agrega, “una historia que quedó en medio de las grietas de la historia oficial”.

“Quizá Orélie Antoine se equivocó de profesión y no se dio cuenta que era un artista”, afirma el cineasta. “Vivió la época del romanticismo en Francia, donde sus pares eran gente como Verlaine o Baudelaire. Orélie Antoine tiene ese espíritu de la época, del poeta romántico y que en realidad estaba haciendo una especie de performance”.

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