Narrada en primera persona por Nicolás, un joven escritor chileno, la novela comienza con su retorno a Concepción tras un caótico período en París. Allí se convierte en aprendiz en una pastelería dirigida por Bastián, un personaje tan carismático como perturbador, que droga a sus clientes y utiliza ingredientes humanos en sus recetas. A medida que Nicolás se adentra en este universo moralmente descompuesto, su obsesión por Bastián lo lleva al crimen y a una búsqueda desesperada de sentido a través de la escritura.

Este es un ejercicio literario que apunta a colocar a Bastián y Nicolás en otros escenarios y ahonda en sus horrorres, en aquello que los moviliza y obsesiona. El libro no tenía más chances que ser oscuro porque ambos personajes comparten esa característica, no había caso. Aún así, creo que hay espacio para el humor, la sátira y la picardía», señala el autor. La novela es profundamente personal en su estilo y en su abordaje de temas como el deseo, la culpa, el arte y la locura.

El fuego, es un símbolo central en la historia, aparece como metáfora del crimen, de la pasión creadora, pero también de la memoria. «El fuego jamás se lleva todo, siempre queda algo: una pista, una evidencia, una intención», dice Garay Burnás. A través de esta imagen, la novela construye una atmósfera densa y poética, con elementos filosóficos, psicológicos y oníricos.

Un narrativa visceral y contemporánea
“Es una obra profunda, oscura y confesional que transita por los márgenes de la moral. A lo largo del relato, se entrelazan recuerdos de infancia, erotismo precoz, relaciones familiares tensas, y escenas oníricas o delirantes que construyen un universo tan personal como inquietante. El lenguaje es afilado, a veces poético, a veces crudo, con una notable profundidad psicológica”, dice Eddie Morales Piña, critico literario y profesor de literatura en la Universidad de Playa Ancha.

En palabras del propio Garay esta «es una novela de estos tiempos, algo descarnada y dura, como lo que se está viviendo. No podría escribir desde otro lugar. La realidad es así, más allá de lo que cada uno quiera o idealice.»

La música de los domingos por la tarde también marca una evolución en su estilo, incorporando elementos metanarrativos, nuevas capas de lectura y un tono aún más introspectivo. «Se escribe como se vive», afirma el autor.

Gonzalo Garay Burnás (Concepción, Chile, 1973), escritor y exjuez. Autor de varias obras literarias que exploran la intimidad, la justicia y la psicología humana: Los volúmenes de cuentos Conociéndonos y otros cuentos (2019) y El sueño de los justos (2021), de las novelas Vicente (2020), Cocina de autor (2021) y Candy, Candy, Candy (2022), del ensayo El Griego (2023) y de la crónica novelada La Vida de los Otros (2023). Su estilo se caracteriza por una mirada crítica, profunda y provocadora que desafía estructuras, donde se cruzan biografía y obsesión narrativa. Sus raíces helénicas no son un detalle; hay algo trágico, mediterráneo, casi homérico en su forma de narrar y vivir. Honra a los muertos, busca la belleza incluso en la decadencia y cree que la vida merece ser contada con intensidad o no ser contada en absoluto. También ha incursionado en la docencia universitaria, en la labor de columnista y en la conducción televisiva.
Más información: www.gonzalogaray.cl
Instagram: @gngarayburnas

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here