Cuando en 1941 se creó el primer teatro universitario, – el Teatro Experimental de la Universidad de Chile- se fundó la más importante mirada del arte dramático nacional: la magia y el rigor de la profesión escénica en el territorio de la República de Chile.
Desde ese entonces, sus fundadores – que era una pléyade de jóvenes universitarios- bregaron por instalar la difusión del Teatro Clásico, el Teatro Escuela, la creación de un ambiente teatral y la presentación de nuevos valores. Las “4 tareas” que dan cuenta de lo que ha sido, lo que se representa hoy y lo que viene sucediendo arriba de las tablas de la caja fantástica llamada escena nacional. Y, por cierto, a lo que hoy responde, simboliza y asume el Teatro Nacional Chileno de la Universidad de Chile en su organización, puesta en escena y difusión.
Este año se celebró el Segundo Ciclo “Germinar” en una clara y extraordinaria iniciativa para cumplir su mandato histórico de “la presentación de nuevos valores”.
En esta oportunidad, el Teatro Nacional recibió más de 70 postulaciones de las compañías emergentes de las escuelas de teatro, principalmente. El ciclo teatral se extendió con la participación de cuatro elencos noveles: el Colectivo Cíclope, el Colectivo Vampis, el de la Bandida Teatro y de la Compañía Intermitente. Grupos teatrales provenientes de la Universidad de Chile, Universidad Católica y Universidad Mayor, que, actualmente, enfrenta una difícil situación al cancelar la matrícula a la carrera de Teatro para el 2026, a pesar de ser seleccionada de los mejores proyectos emergentes del 2025.
Sus obras “La Mascota”, “Studio V”, “Tercera Generación” y “Robar madera”, tuvieron sus representaciones en las cuatro semanas del 24 de julio hasta el 16 de agosto, en la Sala Antonio Varas, como compañías profesionales, los jueves, viernes y sábado.
Se está pariendo el Nuevo Teatro Chileno

Lo que da cuenta del Segundo Ciclo de Germinar del Teatro Nacional Chileno es la constatación de un fenómeno que se ha ido desarrollando de manera vertiginosa desde la creatividad arriba de los escenarios por nuevas generaciones de actores, dramaturgos, diseñadores, escenógrafos, músicos, maquilladoras y vestuaristas.
Estamos frente al Nuevo Teatro Chileno. De Teatristas nuevos y de una Audiencia nueva.
La creatura ya no tan solo patea en el vientre de lo tradicional, nace desde sus propias historias.
Los que somos parte de la crítica teatral tenemos, semana a semana, invitaciones a estrenos de muchas compañías emergentes. Haciendo cálculos, la tarea de asistir a estrenos es un desafío que sobrepasa, probablemente, a un centenar de puestas en escena al año. Es una maravilla que ilumina – ¡ver claro! – las artes nacionales.
Se está pariendo un movimiento nuevo, potente de las escuelas universitarias, en los sectores populares y de regiones, como se ha dado cuenta de manera masiva en los Temporales Teatrales de Puerto Montt, que convocó, el pasado julio, a más de 11 mil espectadores. Algo similar sucede en Antofagasta.
Todos están creando teatro a imagen y semejanza de la desobediencia de la tradición y de lo visto en la historia. Se abre paso la construcción de una narrativa audaz -incorrecta, por suerte- que da cuenta de la trastienda que esconden los medios de comunicación tradicionales.
Los viejos maestros ocupan las primeras butacas del teatro, aplauden y ponen por delante la trasgresión y la renovación a sus propias propuestas. Aplauden desde el mundo paralelo. Las nuevas compañías, los nuevos colectivos, mezclan las historias, las ponen de cabeza y los viejos maestros parecen estar vivos con nuevas fórmulas.
Eso sucedió en el Germinar.
El Sistema Stanislavski, se interpeló en el realismo y en la verdad emocional. La memoria afectiva y los ejercicios físicos tuvieron una nueva versión en las nuevas generaciones. Eso sucedió en el Germinar. El Método de Strasberg no se incomodó – ¡para nada! – que se centrara en la memoria sensorial y que quedara todo supeditado a una nueva construcción del personaje. Eso sucedió en el Germinar. El teatro de la crueldad de Artaud cruzó más de una vez el escenario emergente chileno. Para qué decir del Teatro Físico y de la Técnica Meisner, que apela a los instintos y a la espontaneidad del actor.
Todos los maestros fueron interrogados por las actrices y actores jóvenes que pueblan los escenarios del Nuevo Teatro Chileno.
Para muestra un botón: Germinar 2
En síntesis.

“La Mascota”. Proveniente de la Escuela de Teatro de Universidad Católica. Talento y trabajo. Coreografía y lenguaje de la pantomima. Un reloj. Humor. Escenografía y vestuario de calidad. La música electrónica lleva el tempo dramático. Se llama Luciano Reinoso, el director y dramaturgo.

“Studio V”. Proveniente de la Universidad Mayor. Ritualística. Hablan en alemán (“Die Sprache der Liebe ist leise”, les hablo) (“Aber du kannst zu hören”, insisto) Descubro que es un pretexto disruptivo de la obra. Hay dos planos. A ratos, un esperpento sin permiso. Desenfado. Se llama Stephie Bastías, la directora.

“Tercera Generación”. Proveniente de la Universidad de Chile. Memoria. El Golpe Militar vuelve a suceder. Política. Creación colectiva. ¿Dónde están? interrogan. Se llaman Fabiana Dinamarca Fernández, Daniela G. Oteiza, Estela Soto Neumann, creadoras y actrices.

“Robar madera”. Proveniente de la Universidad Católica. Cambian el teatro. El viejo teatro vuelve a morir. Hay un Chile develado, denunciado. Inventan un nuevo lenguaje, hablan pájaramente. Avisan la rebeldía y el buen agüero. No caben en ningún molde. Inventan una nueva forma de actuar. Vuelve a nacer el Teatro Experimental 84 años después. Se llama Imanol Ibarra, el director y Nicolás Lange, el dramaturgo.
El Ciclo Germinar N°2 del Teatro Nacional Chileno de la Universidad de Chile generó un nuevo domicilio a través del gesto de la semilla, convertidos en flor y fruto.
Y que nadie se extrañe porqué en Chile sigue temblando. En estos días se realiza la versión N°25 de Festival Víctor Jara de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile y en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, de la misma Casa de Bello, preparan la séptima versión del Festival de Teatro Interfacultades.
La “Cuarta Tarea” de “la presentación de nuevos valores” vuelve a fundar la historia.
¡Señoras y señores! El Teatro Nuevo Chileno se tomó los escenarios. Habemus.