Recientemente Ediciones Co.Incidir lanzó la novela Sean ellos el grito de muerte, un texto de ficción que se asoma al rol que tuvieron las clínicas privadas durante los años de la dictadura militar. El libro (disponible en www.bookcity.cl) comienza con un relato ambientado en Santiago a mediados de los ’80 cuando, por casualidad, un joven descubre un inventario clínico con descripciones sobre interrogatorios y torturas.

El autor es el periodista Pablo Bravo, quien se ha desempeñado largamente como editor de revistas. En su debut en la ficción, hace un repaso a diversas imágenes que se remontan a su periodo de infancia. “Todo lo que está escrito es ficticio, pero el ambiente y contexto están enmarcados en esos grises años. No me interesaba hablar sobre héroes o guerrilleros, sino que enfocarme en personajes comunes, pero que por razones del azar y del contexto igualmente se vieron arrastrados por el clima de violencia que se respiraba en aquellos años”.

Pese a que la novela pasa por distintos momentos, lo central tiene que ver los años ’70 y parte de los ’80. ¿Cómo recoge este libro ese periodo?

-El libro fue presentado en un conversatorio en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. ¿Por qué en este lugar? Por el contexto histórico. La historia se desata porque un joven común y corriente que no tenía ninguna cercanía con la acción política tenía una polola cuyo padre era un ser bastante oscuro. Movido por la curiosidad, el joven en la casa de la polola se mete al despacho que tenía el padre y se encuentra con un inventario médico. Después sabremos que ese señor tenía una clínica que colaboraba con la dictadura en temas de tortura…

El joven ve algo que no debió ver nunca…

-Exactamente. Encuentra un inventario que resumía torturas que se hacían en la clínica. Y ese hecho casual le condiciona y modifica el resto de su vida. Esto es una historia ficticia, a mí no me ocurrió eso, aunque en la presentación del libro me preguntaron si esta historia es verdadera o no. Es algo complicado, porque más de alguien espera que yo responda que sí es verdadera, pero no lo es. En todo caso, yo diría que sí tiene la energía y la pulsión de recuerdos que tengo muy vivos de mi infancia y sobre lo que pasaba en esos años.

Título provocador

“Sean ellos un grito de muerte” es un título provocador. Es un verso sacado de las estrofas que hoy no se cantan del Himno Nacional, pero que se cantaba durante los años de la dictadura militar.

-El título del libro fue el primer chispazo que tuve antes de escribir el libro. Estuve cerca de un año pensando sobre qué se iba a tratar este libro. Lo que tenía en mi mente era contar de alguna forma cómo la violencia de los ’70 arrastró a toda una generación, no solo a quienes estuvieron involucrados políticamente. Una imagen que yo tenía muy fuerte y que de alguna manera se recoge en este libro era que cada lunes por la mañana en todos los colegios se tenía que cantar el himno, incluyendo esta estrofa que nunca más se cantó tras el retorno de la democracia en el ’90, que comenzaba con el verso “Vuestros nombres valientes soldados” y que incluía este otro verso, “sean ellos del grito de muerte” que, desde mi punto de vista, resume muy bien lo que ocurría en esa época. Hay jóvenes que tal vez no saben que a nosotros nos obligaban a cantar otro Himno, con alabanzas a los militares.

Conocemos los relatos de quienes estuvieron más comprometidos, por un lado y por otro. Pero no conocemos tanto el relato del ciudadano común y corriente, y menos de un niño de esa época…

-Para uno lo normal era vivir en dictadura y cuando volvió la democracia nos parecía una cosa anhelada, pero extrañísima. Era raro ver que nuestros gobernantes fueran civiles, era raro escuchar en la televisión escuchar lo que todos sabíamos, pero que nunca se contaba en la televisión oficial antes de 1990, tantas cosas que se suponen normales en una sociedad desarrollada, pero que muchos veíamos por primera vez en forma cotidiana.

Uno de esos cambios fue intentar superar el temor… Probablemente la gente de ahora, quienes nacieron después, no entienden el miedo que uno experimentaba al enfrentarse a una persona uniformada.

Pablo Bravo

¿Cómo recoges esas sensaciones en el libro?

-Después de la introducción, el cuerpo central del texto se titula “La historia de la rabia”. Se llama así porque cuando yo miro para atrás constato que en ese periodo se acumuló demasiada rabia. Y en esta novela me interesaba poder mostrar y sacar esas violencias. Curiosamente y por mera casualidad, yo terminé de escribir este texto en los días del estallido social. Y como me encontraba en ese estado emocional, terminando la escritura, cuando vino la revuelta a mí me hizo todo el sentido del mundo. Pude entender perfectamente cómo era la rabia y energía contenida que se estaba expresando furiosamente, como lo que pasa con un terremoto.

Ahora, ocurre que la generación anterior, los que nos criamos en dictadura tuvimos que expresar la rabia de otra manera, sublimándola. Y nos acostumbramos a vivir de esta manera, con todo lo bueno y malo que eso pueda representar. Y en la novela lo que yo traté de hacer fue una reflexión ficcionada: ¿Qué pasa si en lugar de conducir esa rabia a través del diálogo pacífico, del acuerdo, la dejo fluir y la dejo que salga sin represiones? Por eso en el libro los personajes llegan a manifestar tanto nivel de violencia, especialmente hacia el final del relato.

El periodo de los militares se ha narrado de diversas maneras. Normalmente los autores toman una posición. ¿Cómo definiste eso en el caso del libro?

-Esa fue una época entera de tomar posiciones. Uno desde pequeño sabía las familias que eran de oposición o que apoyaban a la dictadura. En mi caso, desde muy pequeño supe que en casa éramos de oposición. Es probable que siendo niño no lo tuviera muy claro, era casi como un juego, pero sí, éramos de oposición. Desde esa posición uno sabía que si se salía a la calle no había que hablar en voz muy alta porque alguien podía estar escuchando…

Ahora, a mí no me interesaba hacer un libro sobre política, es más, finalmente tampoco creo que lo sea. Son relatos humanos, de gente común y corriente podríamos decir que estaba en el medio y que se vio arrastrada por el contexto. El personaje principal es un muchacho que no estaba ni en el bando de los que accionaban la resistencia, ni tampoco la represión. Es un muchacho que por casualidad encuentra un inventario clínico que resumía hechos de tortura y eso le marca y modifica el resto de su vida.

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