La compañía La Dramática Nacional, financiada por un Fondart Nacional de Trayectoria ha realizado tres montajes del célebre autor chileno: Antonio Acevedo Hernández, con el objetivo de rescatar el legado de este dramaturgo destacado por ser un excelente retratista de la clase obrera chilena.
Las obras escogidas fueron: “Chañarcillo”, que cuenta la vida de los mineros del norte de Chile a inicios del siglo XIX y el cuestionamiento entre los bienes materiales y el sentido de trascendencia; luego “La Canción Rota” que pone en escena a los campesinos del valle central y sus conflictos con los patrones por su carencia de educación y finalmente “Almas Perdidas”, obra que retrata la dura vida que se daba en los conventillos y a la vez muestra las luchas sindicales de obreros fabriles.

Este mes de septiembre la compañía estuvo con temporada de la trilogía en el Anfiteatro del Museo de Bellas Artes, obteniendo un excelente marco y recepción de público. El Anfiteatro hace dos años que funciona con un sistema de pago “a la gorra”, de tal manera que el valor de la entrada lo determina el mismo espectador, según su capacidad económica.
La experiencia para la compañía fue enriquecedora, ya que el espacio permite una conexión con los espectadores de manera cercana y todas las funciones tuvieron un lleno total.
La Dramática Nacional nace a fines del año 2013, como iniciativa de tres mujeres de teatro: Nelda Muray Prado (Actriz, Universidad de Chile), Carola Rebolledo y Carolina Araya (Actrices de la Universidad Católica). El objetivo propuesto ha sido el rescate de textos nacionales que se han vuelto patrimoniales y que narran fragmentos de la historia social de nuestro país. Ese ejercicio amplía la labor teatral hacia un resultado no meramente de entretenimiento, sino que también educativo. Cada momento de la obra, además, es revisado con los maestros de la compañía: Osvaldo Cádiz, especialista en folclor y tradiciones populares y Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia, precursor del estudio de la historia social.
Toda esta historia se configura en un contexto de espectáculo ya que la compañía pretende llegar a todo tipo de público, sobre todo incluyendo un nuevo espectador: uno más mediático. Es por eso que los espectáculos de La Dramática Nacional integran diversos dispositivos escénicos: música en vivo, bailes tradicionales, proyección cinematográfica y veinte actores en escena que se configura como el protagonista colectivo del teatro social: el pueblo.
Otro propósito de la compañía es poder llevar estos montajes a lo largo del territorio nacional. A la fecha han podido visitar entre la primera y la octava región, buscando específicamente lugares donde estas historias cobran mayor relevancia, las cunas donde se originan, por ejemplo Copiapó como zona minera, Palmilla como zona rural y Alto Hospicio en tanto es uno de los asentamientos urbanos más complejos en su creación.
“La experiencia de La Dramática Nacional se completa en un público variado, no tan solo asiduo al teatro y a la cultura, queremos que los pobladores a lo largo de Chile se sientan valorados y parte de nuestra historia, asimismo queremos que los más jóvenes entiendan desde donde surgen los conflictos sociales que se sostienen hasta la actualidad: como el problema de la educación, la vivienda precaria, la lucha sindical, etc. También es menester homenajear a nuestros ancestros y a aquellos que gracias a sus demandas permitieron que hoy en día podamos tener derechos básicos que no existían”.

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