En el marco del Festival Internacional de Charangos del Mundo, que se realizó entre el 26 y 28 de abril, en San Salvador, ciudad capital de la Provincia de Jujuy, en la exposición de lutheria participó presentando una interesante variante del charango tradicional,  Mariano Delledonne quien, en su calidad de “luthier” expuso un instrumento realmente innovador.

  • Antes que nada, Mariano, se te ve muy joven y al mismo tiempo con mucho conocimiento sobre éste instrumento. Cómo has alcanzado esa experiencia con tan pocos años ? ¿cómo has llegado a ser un Luthier de charangos?

Muchas gracias. Es algo que en general siempre sorprende, pero en realidad es un fenómeno que está pasando  en la Argentina en los últimos tiempos y yo creo que en muchos otros lugares de Latinoamérica  también por lo que me cuentan mis colegas chilenos. Existe  toda una camada de gente joven que se empezó a interesar en la lutheria y hay un renacer de este oficio…

Yo arranqué hace unos  14  años, allá por el  2003 o 2004. Mi vínculo fue a través de la música,  específicamente por la guitarra clásica o guitarra criolla, como se dice acá en mi país, A partir de ahí, conocí fortuitamente a un luthier riojano llamado Wayra Muyoj que estaba radicando en Buenos Aires,  quien me empezó a enseñar y a iniciar en este oficio.

En mis comienzos tocaba la guitarra, hacía música pero no me animaba a tocarle nada, ni las cejuelas, no le metía mano para nada. Para ajustarla se la daba a otro luthier. Hasta que un día  conocí a mi maestro quien me empezó a enseñar y me dijo que si quería hacer un instrumento no hiciera una guitarra, que hiciera un charango  porque es más complicado según él, aunque eso es bastante subjetivo. (El charango  lleva todo un trabajo de ahuecado del  bloque de madera para hacer la caja de resonancia, a diferencia de la guitarra que consiste en  el doblado de los aros y el ensamble de las distintas piezas que la componen).

A partir de allí me interesó mucho el trabajo con las manos y la música. … Y sin querer,  encontré en la luthería ambas cosas: el poder trabajar con las manos, darle la forma a la materia prima y después tener un instrumento creado por mí con el que podía hacer música.

  • Me viene a la mente la imagen de un escultor que se enfrenta a un trozo de madera al cual le va dando formato y después hay que darle musicalidad ¿cuál es la parte más difícil: la  primera la de ahuecar,  la de tallar, la de pulir o la segunda etapa la buscar sonidos, resonancia y afinación ?

Todo tiene su dificultad. Por una parte, la lutheria   permite volar entre la libertad artística y la estética al momento de hacer el instrumento, y por otro hay un montón de cuestiones técnicas y reglas que tenés que respetar. Cuestiones físicas, matemáticas, cálculos que hay que respetar pero que podés  variar concientemente y asumiendo los riesgos.

En ciertas partes del instrumento  tenés mas libertad y de hecho, hemos visto charangos de todo tipo, en lo que hace a su estética, a su apariencia, pero, para hacer el diapasón,  los trastes,  etc tenés que aplicar reglas y allí es todo  más estricto porque son cuestiones hacen al sonido y a la afinación. Hay que combinar esas dos cosas. En las guitarras clásicas por ejemplo,  esa libertad artística yo la desarrollo, como hacen otros luthieres también, en las rosetas donde puedo incrustar maderas y darle un toque personal pero, en definitiva, se trata de combinar esas dos variantes. No sé si hay algo que puede catalogarse como «más difícil» pero en la parte técnica hay que ser bien detallista y preciso para que no haya problema. Un instrumento de luthier debe ser  un instrumento de música y no solo una pieza artística.

  • No hemos dicho que vos sos de la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires y pareciera que el charango es un instrumento muy propio del norte como conciliamos esas distancias y el surgimiento de un lutier de charangos en un ambiente geográfico tan distinto?

En mi caso,  un poco fue que mi maestro, el que me inicio en esta actividad  es de La Rioja, provincia pegada a la cordillera y del norte del país. El venia de Famatina y tenía un vínculo con el charango que me supo transmitir. Sin embargo hoy en dia se está incorporando en muchos géneros musicales diferentes y es el caso de La Plata, una ciudad universitaria, y por esa misma razón  punto de convergencia de personas de distinto origen, lo que genera  una movida cultural importante y diversa. Muchos se interesan por la música andina del altiplano, otros por incorporar al charango en nuevos estilos musicales como el rock, o folk rock latinoamericano e incorporan tanto al charango como al cuatro venezolano  y otros instrumentos latinoamericanos. Hoy en día hay in interés muy grande por el charango en la ciudad

  • Aqui en San Salvador de Jujuy, en el marco del Festival de Charangos del Mundo, has venido a exponer un nuevo “hijo” por decir así, que es el charango eléctrico. Contanos un poquito

Ahora que me decís “hijo” me rio, porque es un proceso que empezó hace 9 años  y  9 son los meses de embarazo así que bien podemos hablar de un hijo gestado durante 9 años! Sí, efectivamente estoy presentando hoy este nuevo instrumento. Durante todo este tiempo he trabajado simultáneamente los charangos tradicionales y las guitarras clásicas. En toda esa etapa de mi formación y mi crecimiento, traté de incorporar nuevos conocimientos, no estancarme e incorporé también instrumentos eléctricos. Allí es donde se me ocurrió aplicar mis conocimientos de la guitarra eléctrica y llevarlos al charango. Surgió casi como una necesidad y una curiosidad, tanto de los músicos, a quienes les había construido charangos tradicionales y también mía.  Así empecé a investigar y experimentar  con cuerdas de metal, colocadas a un charango con cuerpo macizo,  sin caja de resonancia. En aquel momento, yo ya hacía  del tipo de charangos, que algunos llaman eléctricos pero en realidad son charangos que, al tener cuerdas de nylon, llevan un micrófono que se llama piezoeléctrico. Este micrófono capta las vibraciones de las cuerdas por debajo de la cejuela y necesariamente necesitan el contacto físico. Para hacer un instrumento estrictamente eléctrico, además de  cuerdas de metal debería usar micrófonos bobinados que funcionan por las variaciones en el campo magnético  que generan las cuerdas al vibrar. Así empecé colocando al charango macizo cuerdas de guitarra eléctrica y distintos tipos de micrófonos, de simple bobina, doble bobina;  fui cambiando el diseño, los encordados  y fui experimentando a través del tiempo. Fue todo un largo proceso, y hasta llegar a este instrumento que creo que está bastante perfeccionado. Lógicamente que se puede seguir avanzando pero es algo bastante definido además, ya hay varios músicos que lo tienen y hay una banda que ya ha editado un disco con éste charango.

O sea que ha tenido una buena recepción dentro del mundo del charango tradicional.

Sí. Aunque es preferido por músicos que se atreven a ir un poquito más allá. No lo pienso como un charango para tocar música andina tradicional. Es un instrumento para experimentar, para usar con pedales de efectos, con distintas consolas y empezar a jugar con todo el bagaje de elementos electrónicos que se utilizan en guitarras eléctricas. Recién ahora,  este último prototipo tiene  micrófonos bobinados que fabrican especialmente para mí, diseñados específicamente para este instrumento. Antes, yo adaptaba los micrófonos de guitarras, pensados para seis cuerdas y el rango de frecuencias propio de ese instrumento. Los que hoy estoy presentando están fabricados especialmente para este charango, lo que ha sido para mí un gran paso. El hecho de que una fábrica de micrófonos me haya escuchado y  los fabrique especialmente, es un reconocimiento para la música en general, importante y un avance para este instrumento.-

Como corolario de este proceso, sabemos que  has tenido un reconocimiento internacional por tu trabajo en el charango eléctrico. De qué se trata?

Si, eso fue muy importante. Fue en el 2014. Recibí un reconocimiento por este charango y eso me dio un fuerte impulso . Se llama “Reconocimiento a la  excelencia artesanal”  de la UNESCO. El instrumento que recibió el premio siguió avanzando, seguí incorporándole elementos a favor del sonido, por ejemplo los micrófonos del que hoy exhibo aquí en el Festival es diferente al instrumento que fue premiado. En aquel entonces se tuvo en cuenta el trabajo artesanal,  la materia prima que utilicé, los detalles de su construcción, el trabajo con la materia prima y la innovación. Buscaban algo que combine lo tradicional con algo innovador. A raíz de este premio el charango que yo venía construyendo tuvo más repercusión . Entonces necesité organizarme para poder responder a la demanda. Por ese entonces, también gané una “Beca a la creación “del Fondo nacional de las Artes. Ese fue otro impulso para terminar de definir el modelo que terminé de desarrollar, que es  el actual. Con esa beca pude trabajar más sobre los planos, los moldes y obviamente con los micrófonos para poder darle un cierre a este proyecto.

Nos quedará entonces esperar al próximo Festival para ver cómo ha evolucionado este charango eléctrico o tenés otros proyectos de otros instrumentos?

Sí, estoy trabajando en un ronroco eléctrico, que en breve voy a presentar. Fue un encargo de Damián Verdún un charanguista argentino de la ciudad de Rosario. Queda terminar de construirlo, estamos la etapa final. No lo voy a presentar como algo estrictamente diferente porque es una variación del este charango. Es la misma idea llevada al  ronroco, obviamente con ciertas adaptaciones pero es similar, ya que el ronroco es un tipo de charango.

Mariano es un joven hacedor de instrumentos,  que opta por combinar la estética visual al sonido y trabaja en pos de la belleza.

  Para contactos : MARIANO DELLEDONNE

Mail: delledonneluthier@yahoo.com.ar

Por gentileza de María M. González

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