Defender la Alegría

Hace más de 90 años, el poeta español Miguel Hernández escribió desde la cárcel de Torrijos, un poema –“Nanas de la cebolla”- dedicado a su segundo hijo Manuel Miguel, al enterarse por una carta de su mujer que solo comían pan y cebollas. Desde la sombra más oscura nos enseñó que había que defender la risa “pluma por pluma”. “Tu risa me hace libre / me pone alas. / Soledades me quita / cárcel me arranca”.

Hoy Chile se siente acorralado por una pandemia que recorre el mundo entero. El miedo es el cuchillo que mata a millones de chilenos. Todo el mundo se alerta ante los agoreros de siempre. Los vaticinios esperan la hecatombe en los hospitales públicos por la falta de recursos que ya se delatan. ¿Alcanzarán los equipos de respiración para todos los enfermos críticos del país? ¿Alguien sabe cuándo va a terminar la agonía de la neumonía, de la falta del aire de los infectados?

Los indolentes proponen el sacrificio de los pobres para sacar adelante la economía. Los grandes inversionistas compran acciones a bajo precio, en bajo silencio, y se enriquecen a favor del caos y el mercado. El Banco Central baja los intereses y los bancos los suben de inmediato. Y el Gobierno apoya a la banca para que ésta gane más de la cuenta. La tormenta perfecta.

El miedo está de fiesta. La domesticación, en curso.

Los medios de comunicación, especialmente la televisión, trasmite minuto a minuto su programa más preciado: el reality. Los cadáveres anunciados se presagian a diario, en cadena nacional de medios, en el escalamiento de la montaña de la muerte. Las noticias y el horror tienen solo una lectura. La domesticación de la gente pasa por las sombras de la Caverna de Platón que domina la ignorancia del pueblo, iluminado solo por la mortecina luz de las velas, de espaldas a la salida hacia la luz.

Atontados e indefensos muchos no entienden la aparición de los pumas en el barrio o la visita de los delfines frente al puerto de Valparaíso. Es parte del surrealismo que se vive. El desasosiego es el resultado final del encierro.

La pandemia es entendida solo como un problema sanitario y económico. Todo apunta fortalecer el modelo económico neoliberal y dejar intacta la desigualdad (la profundiza, en realidad) que ahoga a los chilenos como un virus ya contagiado desde los tiempos de la dictadura. Si se sigue así, probablemente, los ricos serán más ricos al final de esta historia.

Lo que se está viviendo, por sobre todas las cosas, es una crisis cultural. La economía y la sanación de la pandemia pasa también por el rol que jueguen las Artes y la Cultura en la construcción de un país que esté dispuesto a rescatar su alma, su espíritu de trabajo colectivo, de colaboración, de solidaridad, de construir lazos desde la Alegría. La derrota del miedo pasa por la organización de la vida desde el dolor de la pandemia, a vivir el día a día con la fuerza del júbilo, del humanismo más puro que brinda incorporar -como el pan- a las Artes y la Cultura.

¿Y el Gobierno?

Se replica sí mismo. Las Culturas, las Artes y el Patrimonio viven en la última sala de este hospital. Inmediatamente, después de avisada la muerte anunciada por la pandemia, el ministerio del ramo adelantó que iba invertir extraordinariamente cerca de 18 millones de dólares para pagar Derechos de Autor y el fomento de la creación artística, en lo que entiende administrativamente “ayuda” a los artistas. Lo cierto, es que ese valor no resuelve nada la sobrevivencia del “Boletariado” (como las escritoras llamaron a su clase postergada) de nuestras talentosas y talentosos artistas. En rigor, es parte de la ley y el sentido básico del ministerio. Mínimo.

Irán a la quiebra dos mil pequeñas productoras. Se perderán 800 mil puestos de trabajo. Ciento sesenta mil artistas perderán su fuente laboral. De los 1.952 teatros, bajaran su telón con una pérdida de US$ 250 millones de dólares en este año.

Y nos quedan las poetas y los poetas, los talentos de la danza, los entusiastas de la Cultura Tradicional, nuestras y nuestros artistas visuales. Y el cine. Y la televisión cultural. Y los circenses. Y los humoristas. Y los músicos. Y los artesanos. Y los empresarios de la cultura. Y los miles de miles de artistas.

No es difícil imaginar a la señora ministra Consuelo Valdés angustiada, al final de la fila del Ministerio de Hacienda. Absolutamente, ninguneada, recordando a Gabriela, que recién cumplió 131 años en el olvido de las fiestas del miedo.

Y si cambiamos el mundo…

Chile no se sanará solo con medidas sanitarias y económicas, que, sin duda, son vitales. Lo que conviene es sumar, incorporar en su plan magistral al aliado de las Artes y la Cultura. La belleza y la alegría deben estar en la propuesta para el Chile de hoy.

Vivimos la vida del Whatsap y el Facebook, del Instagram y del Streaming. La cultura se relega en las Redes Sociales como un espacio de expresión para que no gane el olvido. Todos, de manera solitaria, los artistas atomizados, iluminan solo a ratos el cielo.

Es necesario un Plan Nacional de Estado de Emergencia por la Alegría con todas y todos, las y los artistas. Todos los canales de televisión y los medios de comunicación deben abrir sus puertas a las Artes. Se debe decretar un Toque de Queda de 24 horas en los medios de comunicación con lo mejor de la Cultura.

El miedo, el desasosiego y el encierro, deben dar paso, -así como el lavado de manos y quedarse en casa- , a las canciones, a la poesía, al cine chileno, la danza, el teatro, las imágenes de nuestros artistas visuales, a los historiadores, a los filósofos, a los científicos, a todo el mundo de la Cultura. El raiting, la sintonía y la lectoría, no pueden guiar la vida cotidiana solo para marcar puntos para los avisadores. Es hora que los que dirigen los medios – ingenieros comerciales, en su mayoría- dejen de imponer los programas de viajes y de gastronomía como los únicos referentes de las Artes.

La vida en tiempos de la pandemia debe ser enfrentada con lo mejor del humanismo. Las noticias se pueden reducir a un par de noticieros y a cultivar la prevención de manera inteligente.

Todo eso es posible. El Estado tiene “empozados” 14 mil millones de dólares en los EE:UU. para emergencias. Es hora que el país haga una apuesta por las Artes y la Cultura.

Es hora que la Cultura lidere el combate de la pandemia con su arma más eficaz: la Alegría. De lo contrario, la oscura sombra de la neumonía nos dejará sin aire.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here