Usted va a participar de una interesante Mesa Redonda sobre «La tensión y la frontera en el género brevísimo». ¿A qué autoras y autores destacaría en este particular género literario? 

-En el campo del microrrelato destaco al escritor chileno Pedro Guillermo Jara, ya fallecido, por su gran capacidad creativa, su variedad temática y su modo de presentar los textos, con formatos muy originales. También destaco a Ana María Shua, Patricia Nasello, Patricia Dagatti y Nélida Cañas, de Argentina; por su incesante trabajo de difusión y preocupación con el género; por sus conmovedores textos. Hay numerosos/as autores/as tan excelentes que es imposible nombrarlos aquí: Raúl Brasca (Argentina), René Avilés Fabila y Juan José Arreola (México), Lorena Escudero, Carmen de la Rosa y Julia Otxoa (España); Diego Muñoz y Pía Barros (Chile).

¿Cuáles son las características que usted mencionaría de la Minificción?

-Microficción o minificción, a mi entender, es cualquier género literario fictivo y brevísimo, ya sea, microcuento o microrrelato, haikú, poema breve, mini teatro, ilustración que contenga una historia, como las de Alberto Sánchez Argüello, de Nicaragua, comics y otras expresiones de audio o visuales. Ahora, el microcuento (o microrrelato, minicuento, etc.) se caracteriza, en muchos casos, por omitir la materia narrativa, dejando al lector la tarea de desentrañar la historia. Por ejemplo, el texto de los zapatitos de bebé: “For sale: baby shoes, never worn”. (“Vendo zapatos de bebé, sin usar”), atribuido a Hemingway.

Destaca su última publicación, Breve Manual para lectores microfictivos. Microficcionistas hispanoamericanos tienen la palabra… Piero de Vicari comp; Edit. Eos Villa, Argentina, marzo 2023.

Dos minificciones del libro Fuera de tiempo, de Lilian Elphick (2022)

LA SUCIA ESPERANZA

«Aún me queda una sucia esperanza. Cuento, a pesar mío, con una solución de continuidad del instinto: lo equivalente, en la vida del corazón, al acto del distraído que se equivoca de nombres y de puertas».

Marguerite Yourcenar

«Antígona o la elección» en Fuegos

Como si el retorno a la cotidianidad fuese un remanso en el pedregal de la vida, vueltos los ojos hacia el interior de la mirada; como si no bastara mi amor por ti, ciega ya, tanteando las verdades y las mentiras y los modos de recordarte y atraerte hacia la palabra que entona esa sucia esperanza; abatida, entonces, suelto amarras y te libero, cuerpo mío.

 

AQUÍ NO HAY NADA

Luego de desbrozar el silencio que nos pertenece, de borrar las huellas y corregir nuestra escritura hasta el mismo vacío, llevando la mirada hacia otros parajes más agrestes aún, más enmarañados, repletos de significados que no comprendemos ni alcanzamos. Luego de todas las verdades, devoramos el cuerpo de lo real y caemos en esta miel, esta melaza, este sopor líquido y pegajoso llamado nostalgia. Porque no hay ni habrá vergüenza para la contemplación del silencio. Caen los símbolos y se azota el mundo entero, como aquellos árboles viejos desplomados por el viento.

 

 

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