Rita Moreno inhaló profunda y lentamente. “Amo este olor”, dijo. “¿Lo percibes? Es un olor inusual”.

La afamada actriz del escenario y la pantalla acababa de añadir unas semillas de achiote color rojo rubí en un enorme sartén. Después de dejarlas crepitar durante unos minutos, usó un cucharón con ranuras para sacarlas, dejando solo el aceite, ahora color rojo óxido. “Ahora podemos freír un poco”, exclamó alzando las cejas de emoción.

Era una apacible tarde de domingo y Moreno hacía gala de sus dotes culinarias en el apartamento de Midtown Manhattan de Jamie deRoy, una productora de Broadway. A su alrededor había un equipo de cuatro documentalistas que filmaban uno de los próximos episodios de American Masters, el programa de la cadena PBS que hace una crónica de la vida de los artistas.

Estaba cocinando picadillo, un platillo hecho con carne molida, chiles, aceitunas y pasas. “Picadillo significa picado”, dijo, rodeada de pequeños montones de ingredientes cortados en cubitos. “Primero añadimos las cebollas y el ajo”.

Moreno es puertorriqueña y estaba preparando una receta cubana que ha cocinado durante años. No solo cocina platillos cubanos, sino que también interpreta a la cubana Lydia Riera, la vivaracha madre de One Day at a Time, la nueva versión de Netflix de la comedia que se transmitió durante las décadas de 1970 y 1980, y cuya tercera temporada se estrenó el 8 de febrero.

“Me encanta interpretarla”, dijo Moreno, removiendo la cebolla y el ajo en la sartén. “Me encanta porque es absurda y banal. Es un montón de cosas poco agradables. Miente cuando debe hacerlo, pero esa es la parte divertida de su personalidad. Me encanta su vanidad, me hace reír. De verdad piensa que es un regalo de Dios para los hombres”.

“Tiene un acento marcado y es el acento de mi mamá”, añadió, antes de imitarla. Soltó una carcajada. “Distorsiona ciertas palabras, lo cual es oro puro para la comedia”.

Moreno se incorporó a ese proyecto después de sentarse junto a Norman Lear, el eterno escritor y productor de televisión, durante los premios Imagen Awards hace unos años. Lear le comentó que estaba trabajando en un programa y que le gustaría que ella apareciera en él. “Y le dije: ‘Está bien’, así como así, y diez minutos después le pregunté: ‘Espera ¿de qué se trata?’”.

Moreno tiene 87 años y esta es solo una fase de una carrera de varias décadas. Ella es una de las quince EGOT (las únicas personas que han ganado un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony) y es quizá mejor conocida por su personaje de Anita, que la hizo ganar un premio de la Academia en la adaptación cinematográfica de 1961 de West Side Story. En su carrera también destaca The Electric Company, un programa para niños del que fue protagonista durante la década de los setenta, y su participación como actriz de reparto en el crudo drama carcelario de HBO, Oz.

Aunque la nueva versión de One Day at a Time se apega al formato clásico de la comedia, no está hecha solo para reír. El guion aborda temas de índole social como la migración, la depresión clínica, la posesión de armas de fuego y la identidad LGBT.

“Norman es el tipo de persona que puede manejarlo”, dijo. “Es sumamente difícil lograr ese equilibrio, que se trate de un programa muy gracioso y que, a la vez, te rompa el corazón en ocasiones. No quiere que solo salgamos a hacer graciosadas. Quiere que todo esté sustentado”.

También llamó a Lear, quien tiene 96 años y está en el plató a diario, el Vejestorio. “Pero que no se te olvide”, agregó,“yo soy la Viejona”.

Cuando la cebolla y el ajo estuvieron bien dorados, agregó una colorida mezcla de pimientos amarillos, rojos y verdes que estaban muy bien cortados en cubitos. “Mira qué bonito se ve”, dijo. “¡Es un carnaval!”.

Al igual que Lydia, la actriz le pone sabor a la pantalla. “Sí le dije a los escritores y a Norman: ‘Sé que es mayor. Sé que es abuela. Pero tiene que seguir ejerciendo su sexualidad’”, contó Moreno. “Y a ellos les encantó la idea. Envejecer no significa que te pierdas de todo lo bueno. Tal vez mis ovarios ya no sirvan para hacer bebés, pero todavía no estoy acabada… tengo cuerda para rato”.

Su carrera actoral también. Moreno tiene un personaje de reparto trascendental en la nueva versión de West Side Story de Steven Spielberg. Aunque se sintió nerviosa al recibir la llamada de Spielberg, terminó con una buena impresión. “Es encantador: amistoso, cálido, sincero en todos los sentidos”, dijo. “Un muchacho judío amable, común y corriente que resulta ser un genio”.

Fue el turno de la carne molida, el vapor comenzó a desprenderse de la mezcla y un aroma apetitoso comenzó a inundar la cocina.

Moreno también incendió las redes sociales durante los premios de la academia del año pasado, al caminar por la alfombra roja con el mismo vestido que usó en la ceremonia de 1962, cuando ganó como mejor actriz de reparto en West Side Story. Ella es toda una modelo autoproclamada y no tiene asesor de imagen. “Por lo general yo compro mis prendas de vestir”, afirmó. “Todavía no tengo que pedirle prestado un vestido a un diseñador”.

No es que le desagrade la idea. “Los asesores de imagen no tienen nada de malo, simplemente son muy costosos”, explicó. “Tengo un armario enorme y compro bastante ropa, y luego solo combino las prendas”.

“Si en algún momento Tom Ford quisiera vestirme, yo estaría feliz”, agregó.

Por último, agregó el puré de tomate, las pasas y las aceitunas rebanadas al sartén. “Estamos usando aceitunas verdes rellenas de jalapeños”, dijo Moreno. “La receta no es así, pero no me importa”.

Momentos después, se pasaron los platos. “Yo me sirvo primero”, dijo Moreno, “porque soy la estrella”.

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