A partir de este miércoles, y hasta el 6 de agosto, la sala de Alameda 390 ofrece una variada selección de títulos. Y los primeros en comparecer, a través de dos mediometrajes reunidos en una misma función, son dos de los más grandes talentos de la historia del cine: Charles Chaplin, con Vida de perro (1918), y Buster Keaton, con Sherlock Jr. (1924). En la primera, Charlot procura sobrevivir mientras huye de la policía en compañía de un adorable cachorro; la otra tiene a su director y protagónico como un proyeccionista de cine culpado de un robo que no cometió.

La comedia es probablemente uno de los géneros más abiertos a distintas posibilidades expresivas (desde la parodia hasta la sátira) y, por ello mismo, su vitalidad y permanente docilidad le permiten adaptarse a cualquier cultura, estilo o ideología. La comedia americana permitió operaciones de escapismo frente a las sucesivas crisis sociales norteamericanas, al mismo tiempo que funcionó como una ventana para asomarse a las profundidades de esos conflictos. El cine de Frank Capra parece reunir esas contradicciones.
Este ciclo no olvida los emblemas como Blake Edwards, que emerge con «Un disparo en la oscuridad»: donde se destaca el personaje interpretado por Peter Sellers, con el acento francés exagerado que de ahí en más lo caracterizaría. También asoman, por primera vez, su asistente, Kato, y el sufrido Comisionado Dreyfus.
Sin duda la comedia tiene el don  de correr cercos y de decir o mostrar lo que, en un ámbito de seriedad y decoro, resultaría inaceptable. Ciclo dedicado a la comedia norteamericana, cuya capacidad para observar el medio social estadounidense y poner el dedo en la llaga le valió, desde sus inicios, el reconocimiento del público, la crítica y la Academia de Hollywood. En definitiva, la propuesta es abandonarse a la risa.

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