En marzo de 2020, el escritor radicado en México, Alejandro Zambra (1975), publicó una novela de 400 páginas en la que imaginó un Chile plagado de autores y rencillas literarias: Poeta chileno (Anagrama)De esta forma, la novela propuso un universo propio y repleto de personajes que buscan transformarse en poetas.

“Reproduce a la sociedad pero de otra forma”, comentó el autor en conversación con el programa Cuestión de Gustos de Radio Universidad de Chile“Es un mundo mucho más proclive a la mezcla, donde funciona el mito del talento”, indicó el autor.

De pronto la poesía tiene muy mala prensa, porque tenemos esta tradición muy arraigada de registrar las peleas de los poetas. Huidobro, Neruda y de Rokha hicieron una tradición de eso y la prensa les daba páginas y páginas. Hay que pensar que en los primeros años de la transición uno de los bestsellers era La guerrilla literaria de Faride Zerán. Existía un interés por esos personajes aparentemente locos, que se decían cuestiones atroces, pero ese no es el mundo real. Tiene unas bases muy solidarias y transversales, menos discriminadoras”, dijo el escritor.

Durante la conversación, Zambra también se refirió al proceso creativo dado en torno a libros como Bonsái (2006), La vida privada de los árboles (2007) y Formas de volver a casa (2011).

De acuerdo a ello, manifestó que pese a incursionar en la narrativa, nunca se ha alejado de la poesía: “Mi horizonte de referencia siempre ha sido la poesía y lo sigue siendo, por más que publique novelas”.

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“No pondría mi paso a la narrativa como un salto. Tampoco creo que sean tan diferentes la poesía de la prosa, lo que sí es muy diferente es el mecanismo de distribución, o sea, la visibilidad. Sería absurdo negar eso. La novela está mucho más vinculada a la idea de un producto”, reflexionó el escritor.  

“En el fondo, Bonsái, que es esta novela muy cortita, fue un libro de poesía para mi. Me interesaba mucho el bonsái, porque era un árbol reprimido que tenías que alambrarlo y le quedaban heridas. Pensaba que eso tenía mucho que ver conmigo y con el plural. Leía catálogos de bonsái, porque me interesaba mucho ese lenguaje técnico que se podía volver poético. Mis amigos se reían de mí, porque llevaba varios años con esta idea y lo único que lograba eran unos poemas breves, no muy buenos”, recordó.

Así, respecto de Formas de volver a casa, novela que explora los años de dictadura, sostuvo que “ésa fue la primera vez que escribí en primera persona. Después se habló un poco de autoficción, conceptos que entiendo y que me interesan siempre que no bloqueen la conversación. Si el final es el concepto, está mal, porque hace mal a la enseñanza de la literatura. Es un poco con la lógica PSU. Lees el poema y sólo estás buscando figuras literarias. Ese es un error brutal”, puntualizó.

Alejandro Zambra estudió literatura en la Universidad de Chile y luego cursó un posgrado en Madrid. Ha sido académico de la Universidad Diego Portales y crítico literario en La Tercera y El País. Su libro Bonsái fue reconocido con el Premio de la Crítica chilena a la mejor novela (2006). El texto también fue adaptado al cine por Cristián Jiménez. Desde hace tres años vive en México.

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