Con gran afluencia de público, y la presencia de la Decana de la Facultad de Artes Clara Luz Cárdenas Squella, el jueves 8 de junio se estrenó  en la sala Antonio Varas del Teatro Nacional, «El automóvil amarillo» una obra de teatro contemporáneo que aporta una joven e interesante voz dramatúrgica al escenario del teatro nacional.

En las palabras de inauguración el flamante director  Ramón Griffero, expresó sus deseos que «el Teatro Nacional  se convierta en el espacio  donde pueda manifestarse el pensar de dramaturgos, la plástica de diseñadores, el cuerpo y la voz de los actores y donde retumben los sones de la música.»

La autora expresa que decidió «escribir una obra que hablara del instante en que nos enfrentamos a la bifurcación, a la curva pronunciada, a la ruta desconocida. Ese instante borroso en el que tomamos vuelo para saltar al acantilado». Esta obra, continúa, «aborda el instante suspendido antes del cambio.Por eso en esta obra deambulan deambulan personajes petrificados por el terror a la transgresión, personajes que caminan a contratiempo tratando de responder a las preguntas existenciales a las que todo ser humano se enfrenta.»

Bajo la dirección de Marco Espinoza, «El automóvil amarillo» es protagonizada por Carolina Larenas, Víctor Montero y Juan José Acuña. El diseño de la escenografía y de vestuario está a cargo de Germán Droghetti; el diseño de iluminación es de Tobías Díaz y las audiovisuales es responsabilidad de Aquiles Poblete.

Según Marco Espinoza, «la puesta en escena intenta proponer un carácter rebelde que cuestione los métodos tradicionales de producción escénica, intento que siempre fracasa porque esta obra, como un automóvil, también es un objeto de consumo.»

Cabe recordar que se aproxima un nuevo aniversario de la creación del Teatro Nacional.El mismo, desde 1941, este 22 de junio, habrá recorrido  76 años, desde la primera función del primer teatro experimental del país, y es tiempo de recuperar el protagonismo que tuvo en el pasado.

Fundadores del Teatro Experimental chileno en La Guardia Cuidadosa de M. de Cervantes

 

 

 

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