Delgado interpela -en la intervención de los 16 grabados de la obra de Piranesi- a la sociedad actual, de la ciudad de Santiago y de las ciudades del mundo. Sucede en el siglo pasado, en otros tiempos, en la actualidad y en el futuro, a la vez.
De hecho, la obra original de Piranesi se registra en 1745 a 1750 y ha sido cita de grandes artistas que han recreado la propuesta del artista italiano. Incluso, Aldous Huxley escribe un ensayo que lo identifica con “el mundo infeliz” de Piranesi.
Su propuesta no deja indiferentes a los visitantes. Su estilo irreverente traza sus líneas desde el comic, el collage, y se contacta con el registro surrealista venido de la fotografía y el naturalismo citadino del autor italiano. El arquitecto chileno Eduardo Delgado se une con talento a la interrogación artística que cruza cuatro siglos.
A ratos, la realidad reconoce domicilio en el país. Pareciera que la visión de Delgado testimonia lo sucedido en las inmediaciones del barrio donde se instala su exposición: el Colegio Arquitectos. No se puede evitar relacionar con lo sucedido en los días del estallido social en Chile. También es recurrente en la Europa nazi y en las guerras que invaden las noticias de hoy.
Como buen arquitecto construye un mundo desde los edificios de las cárceles e interviene el tiempo en que suceden las historias del abandono y las soledades de las prisiones de Piranesi.
Al final, una exposición interesante que es necesario ver. Es un desafío para la libertad social e individual.