Gentileza La Tercera.

Muchos recién comenzaban las funciones de sus programaciones 2020 y otros estaban aún por anunciarlas. Sin embargo, la actividad teatral quedó congelada la segunda semana de marzo cuando los distintos teatros de la capital cerraron sus puertas ante la emergencia sanitaria provocada por el avance del Covid-19.

Con salas cerradas, funciones suspendidas y pérdidas de ingresos por venta de entradas, el teatro es uno de los gremios fuertemente afectados por la pandemia. Una crisis que viven en efecto dominó, ya que además de ser los escenarios mismos los que se ven afectados las compañías, que tampoco pueden presentarse, sufren las consecuencias.

La Red de Salas, que reúne a 23 espacios de teatro de la capital, ha alertado de las pérdidas que tendrá el sector producto de esta crisis. El cierrre durante un mes implica más de 450 funciones suspendidas y una pérdida de $ 298.573.102 por cese de venta de entradas. La estimación de esas pérdidas podría triplicarse o aumentar incluso más dependiendo del tiempo que las salas deban mantenerse cerradas.

“Nosotros estamos tratando de generar, dentro de los fondos que tiene la misma Red de Salas, ayuda a nuestras salas como primer instancia. Luego, queremos ver si de la plata que el Ministerio va a poner para esta crisis, también se podría apoyar a las salas más críticas”, explica Verónica Tapia, presidenta de la Red de Salas y directora ejecutiva del Teatro UC.

La Red de Salas agrupa a espacios de distinta naturaleza y dependencia, y que atraviesan situaciones disímiles. Los universitarios, como el Teatro UC o el Teatro Nacional Chileno, cuentan con el apoyo de sus respectivas casas de estudios. Otros, como el Teatro del Puente o Sidarte reciben apoyo a través del programa Otras Instituciones Colaboradoras del Ministerio de las Culturas. En tanto, en un estado más expuesto se encuentran el Teatro Camilo Henríquez o Mori, que dependen exclusivamente de su autogestión.

Uno de los efectos más inmediatos de la emergencia en la escena teatral es la alteración que sufrirá la cartelera, con estrenos postergados y reagendados. “Para nosotros los fundamental ha sido mantener un contacto con las compañías que estaban programadas y de alguna manera analizar juntos la contingencia para a partir de eso tomar decisiones”, cuenta Freddy Araya, director del Teatro del Puente.

En general la propuesta de los teatros es común y consiste en reprogramar para el segundo semestre o incluso inicios de 2021. “Nuestra idea es que puedan estar todas las obras que programamos para este año, no vamos a hacer borrón y cuenta nueva”, dice Tapia sobre el Teatro UC. Misma voluntad tienen en su contraparte, el Teatro Nacional Chileno (TNCH), aunque también reconocen cierta dificultad. “Las obras hechas uno las puede remontar y reprogramar con cierta facilidad, pero en el caso de las obras que no han sido estrenadas es muy complejo volver a echar a andar esa maquinaria, entonces no sabemos muy bien qué va a ocurrir”, cuenta Cristián Keim.

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