La obra corresponde a la artista plástica chilena Soledad Neira Monge.

Los artistas cubanos que participan en la muestra son Adriana Arronte, Yunior La Rosa, Iván Perera, Alejandro Sautié Viera, Ariel Maceo Téllez y Luis Lamothe.

Las obras están analizadas por el destacado académico, Enrique Paduán Pérez y la talentosa teórica Yanet Oviedo. Se incluyen también textos de presentación de los propios artistas Alejandro Sautié y Ariel Maceo, junto con una nota de la Galería Fayad Janís.

 

Adriana Arronte

Salmo de la serie Cena (2019)

 

Para nadie es una duda: hoy día la primera de las armas nocivas empleadas por la humanidad y en contra de la humanidad es la cultura. Convencida, una zona del arte contemporáneo cubano más joven ensaya sobre las posibilidades múltiples de un intento golpista al reino tiránico de lo simbólico.

Adriana Arronte participa de estos empeños. Su obra se ha acoplado a los ritmos cíclicos de todo organismo vivo,traducción figurada del proceso abstracto por el cual una idea alcanza su  caducidad justo un instante después de su enunciación: la ocultación deviene en negación y la presentación en descubrimiento, juego dialéctico este de hondura deconstructiva; hábito que la obliga a renovarse constantemente. Por ello trabaja en serie, como quien insiste en esgrafiar la maduración insidiosa del pensamiento racional. Como quien confía en la capacidad puesta en nosotros para reinventarnos.

En su esfuerzo involucra los residuos del expresionismo, más exactamente de la obra de Antonia Eiriz: aquella visión patética del mundo transformada en estado físico se condensa en la poética de Adriana como sintagma de su terribilitá. A ello se suma el gusto por la acción, la implicación masiva y la interacción: Fluxus propugnaba por una experiencia magna pero simple, divertida y sin (pre)tensiones.

Pero Adriana es siempre mística en sus procederes: con una voluntad expresionista deforma a la naturaleza, la sangre y hasta a la cultura. Con el auxilio de sus manos gesta una suerte de metamorfosis en la que la hojarasca deviene en joya y los fluidos en poder. Construye su discurso a partir del juego retórico de una hipérbole devenida en hipotiposis gracias a un dialecto minimal intensamente condensado.

Texto de Luis Enrique Padrón Pérez.

Yunior La Rosa

Llamarada
Depen(dientes)
Cacería

El artista se nutre de objetos cotidianos con cierta iconicidad en el contexto cubano y en un ejercicio de autorreconocimiento, reconfigura y recicla los elementos a manera de bricolaje; ofreciéndonos metafóricamente un nuevo discurso donde la hibridez nos tira un zarpazo a la vista, pero no nos deja ciegos. En su obra el objeto primario ha sido desacralizado, apartado de su función inicial y devuelto a la luz con otra apariencia; donde el modus operandis a partir de una instantánea final nos hará creer aún más la escena.

Cuando nos aproximamos a obras como Cacería, Depen(dientes) y Llamarada nos damos cuenta que en su armonía visual disonante, en su cambio de status se esconde el interés por mostrar la presencia de una falta oculta, de un padecimiento, de un anclaje a una realidad conflictual que se debate ante sus quimeras y la voluntad de una existencia alejada de patrones y frases prescritas. Despojado de cualquier estigma, Yunior La Rosa se arropa y expande con su particular lenguaje, con su propio cosmos y concepciones de vida; y nos lanza sutilmente al reto de experimentarlo desde la recepción acuciosa que nos proponen sus desafiantes y cautivadoras imágenes.

Texto de Yanet Oviedo

 

Iván Perera

Contingencias

Resulta interesante cómo en el desplazamiento el sujeto se fragmenta. Las familias se dividen, las lenguas comienzan a confundirse y perderse, los recuerdos se idealizan… se siente que se pertenece a un sitio y a otro no… como cuentas de un pulso roto que ahora intentan encontrar su lugar.

Alejandro Sautié Viera

Escarabajo Nº3 Blue Moon
De la serie “Listening to The Beatles”, creating my beetles.

 

Medidas: 14.5 x 32 x 43.5 cm

Técnicas: Hojalatería, modelado en alambre y ensamblaje.

Descripción: Escarabajo de metal y vidrio construido con piezas de automóviles, alambrón, chapas de acero y aluminio, y un frasco de Agua de Colonia “Blue Moon”, todos estos materiales y piezas son reciclados. En las piezas bucales aparece uno de los fiadores de la cerradura de una puerta de mi Austin A55 Cambridge de 1958.

Conceptos: Este escarabajo, como todos mis “bichos”, constituye una combinación de ideas, materiales y recuerdos. Piezas desechadas de mi auto y otros objetos que pertenecieron, en algunos casos, a mi familia, tuercas y tornillos que asumen la función de unir lo simple para llegar al todo. “Listening to The Beatles, creating my beetles”, porque todos mis escarabajos fueron creados escuchando la música de The Beatles. “Recuperando espacios perdidos” porque constituye un regreso simbólico de los insectos y arácnidos a su medio natural, después de haber sido desplazados por la acción irracional del hombre. Aquí estas criaturas se apropian de los bienes humanos elaborados con materiales que fueron extraídos indiscriminadamente de la naturaleza; provocando la contaminación y el calentamiento global. Así en el conjunto de todos mis bichos se destacan los escarabajos, por su fortaleza física y espiritual, que terminaron transformando mi automóvil en un gran escarabajo que circuló por las calles de La Habana durante la 13 Bienal de las artes visuales en 2019.

Además este escarabajo, al igual que todos “mis bichos” y máquinas, sugiere que La Habana constituye un gran “huacal”, un contenedor de mezclas de culturas, de países, de personas; un lugar donde se conserva y transporta la historia, desde el pasado hacia el futuro, pasando por la actualidad, y donde se almacenan objetos y nostalgias.

Texto de Alejando Sautié

 

Ariel Maceo Téllez

La Habana tiene una belleza rara.
La Habana no duerme.

La Habana es un monstruo, si como lo oyes, avanza como un tornado arrasándolo todo a su paso. Dejando las calles apagadas, los autos oxidados, los edificios abandonados. Y te preguntaras entonces de donde sale la magia. Sí porque la Habana tiene magia. Un halo de luz que la cubre mientras ella crece se expande y se retrae.

La magia de la Habana nació con ella, y aunque ella misma sea un monstruo, entonces la magia la convierte en un monstruo bondadoso. La Habana vive con esa dualidad, dos caras, dos vidas. Dos contrastes que todo el que llegué se quedará impresionado y no sabrá cómo reaccionar. Sí, si llegas a la Habana, la magia de ella, te hará percibir una ciudad maravillosa, distinta, hermosa.

Y tendrás deseos de bailar, de beber, y de hacer el amor toda la noche bajo un cielo que te proteje. Pero el monstruo está ahí, a solo dos cuadras de distancia. Y cuando lo veas, lo vivas en toda su realidad, entonces se te estrujará el corazón y te vas a preguntar ¿Cómo llegó la Habana a esto? Y por mucho que llores, porque créeme vas a llorar, no hallarás respuesta, o más bien miles de respuestas. Entonces caminaras con paso lento, con la cabeza baja, con la tristeza acompañándote, hasta que le pasas por al lado a alguien y te dice, ¿hey, quieres un café? lo acabo de colar. Entonces te vas a sonreír, se te alumbrarán los ojos, y volverá la maldita magia otra vez. Porque así es la belleza.

Texto de Ariel Maceo

 

Luis Lamothe  

Reflejo.
De la Serie «Mi teatro», La Cita.
Contemplación.

Lamothe, como se le acostumbra a llamar, es un artista al cual se le puede ver recorrer las calles en pos de realizar su labor – curador – montador en la galería de Luz y Oficios, por más de 20 años, al mismo tiempo que de pintor. Pero ese transitar no transcurre de manera infértil, sino que la temática figurativa de sus obras reflejan la vida cotidiana del habanero de a pie, sus azares, deseos, sabiduría, su comportamiento errático o exitoso en los barrios de Centro Habana y Habana vieja, fundamentalmente. Ese artista reconocido como un grabador, soporte en le que acostumbra a presentar su obra, muestra espacios de interacción habitual, señala comportamientos, recrea el actuar en las colas del agro, en el abordaje a las guaguas, la sociabilidad en el nocturno malecón, una población que no deja de aglomerarse y compartir constantemente su vida en los espacios públicos.

Lamothe no quiere hacerte perder la experiencia, pero no quiere el mismo perder las impresiones de su ciudad natal. El hurgar en la memoria pasada que lo conforma y nos conforma a la vez, lo hace reflejarse en cada grabado donde su figura destaca o no, reafirmando un espacio de pertenencia y participación en esta cotidianidad.

Nota Galería Fayad Jamís

 

 

 

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here