La Cruz de Ranquil y Calle 30.

Aquel día la pichanga duró hasta tarde en las canchas de la Población, pero a pesar de que después nos quedamos comentando el partido, sabíamos que esa noche, el toque de queda se iniciaba muy temprano, la noche anterior los cabros se habían quedado en las barricadas hasta muy entrada la noche y habían detenido a más de 200 vecinos en la pura población La Victoria, no sabíamos cuántos en las poblaciones vecinas. Está dura la cosa nos decían los más grandes. El que más sabía del tema era Lancelot el hermanastro mayor de Héctor.

Héctor nos contaba, para callado eso sí que, Lancelot estaba en el Frente Patriótico, así que sabía todo lo que pasaba en Chile.

En aquellos años el Lance, como le llamábamos los amigos de Héctor, era nuestro héroe. Era sin duda el más valiente y arriesgado en las barricadas del año 84. Había que ver la rapidez y eficacia con que organizaba a los compañeros de la mesa redonda; les decíamos así porque sus reuniones las realizaban en una fuente de soda que tenía una gran mesa circular en la que los amigos del Lance se sentaban, había que escuchar al Lance, cómo los arengaba con precisos argumentos y señalaba en un croquis de la pobla, cuáles eran las calles que había que cortar, quienes se harían cargo de cada sector, quienes estarían de sapos en la esquinas para avisar cuando venían los pacos, quienes quedaban con la responsabilidad de guardar las cadenas para cortar la luz y por supuesto, él estaría a cargo de rociar con bencina o lo que fuera los neumáticos y encender la primera barricada.

La noche anterior casi se lo habían llevado, a no ser por Ginebra que le abrió oportunamente las puertas de su casa…y ahí los pacos no entraban. Esa era la casa de Arturo y no tengo aún claro porqué Arturo era tan respetado, su figura era magnífica, tenía la estampa de un obrero metalúrgico, de esos que manejan la fragua y el hierro de manera mágica. De sus talleres salieron cientos de espadas y todas las corazas de hierro y cascos que los cabros de la mesa redonda se ponían en esas oscuras noches de rebelión y protesta.

Cuando volvíamos a casa, luego de la pichanga, acorté camino por Calle 30 en dirección a Ranquil.  Me habían dicho que, al fondo del primer pasaje, en la casa con altillo y que siempre parecía sola, vivía el Mago Merlín, yo preguntaba siempre lo mismo ¿quién es el Mago Merlín?  y me daban la misma respuesta, el mismo viejo de la leyenda me decían los chicos de la patota del barrio, inevitablemente todo terminaba en risas y luego de un rato el grupo se deshacía y cada cual seguía su camino y en lo suyo.

Yo de manera ingenua, algo había escuchado en el Colegio y había visto algunos animados en la tele, me imaginaba al viejo pegado a su bola, con ese sombrero largo y puntudo de color lila igual que su traje lleno de estrellas, su nariz larga…pero no tan larga como su blanca cabellera y la barba enorme casi llegándole al suelo. Cosas de cabro chico con imaginación me decían, porque aquel que llamaban el Mago Merlín al parecer era un antiguo poblador quizás uno de los fundadores de La Victoria, de aquellos que venía del Zanjón de la Aguada y que el 30 de octubre de 1957 se tomaron los terrenos saliendo del inmundo Zanjón donde vivían como animales. Esa era la historia que contaba mi abuelo, quien también me contaba que el Mago Merlín tenía la extraña capacidad de prever los hechos futuros, cada vez que los antiguos pobladores querían tomar decisiones importantes iban a preguntarle a él, sabía de todo, del significado del canto de los queltehues, de lo que traería la luna llena, la posición exacta de cada una de las estrellas y su curso en la esfera celeste, algunos dicen que hablaba con los animales y otros que era capaz de curar cualquier enfermedad con algunas extrañas y desconocidas hierbas que el mismo cultivaba en su jardín.

LA BOINA DEL MAGO MERLÍN

Elaboración digital Manuel Marchant R

 

El Lancelot decía que, para él, Merlín era como un chamán, ninguno de nosotros sabía qué era un chamán, pero si el Lance lo decía tenía que ser verdad. Así que por un período le decíamos el Chamán Merlín, otros más bromistas le pusieron el Chanta Merlín, pero ahí el Lance se enojaba porque decía que a Merlín había que respetarlo si o si, entonces todos volvíamos a Chamán porque un puñete del Lance no lo quería nadie y después entonces volvíamos a decirle el Mago, que a todos nos gustaba más.

La cosa es que el día, más bien la tarde de los acontecimientos yo estaba en el pasaje del Mago Merlín, por lo que me picó la curiosidad y decidí entrar al pasaje y ver algo, a lo mejor me encontraba con el Mago. Me acerqué a la mediagua dando un rodeo por la reja de madera, la mediagua era bien extraña ya que tenía como tres pisos, cosa que ninguna casa en la pobla tenía, pero no eran tres pisos completos, el primero la base tenía una tamaño como de dos mediaguas juntas, o sea por lo que recuerdo aproximadamente 6 x 6 m, el segundo piso era la mitad tenía 6 x3 m y el tercero era bien extraño ya que asomaba por sobre la mediagua del segundo piso y desde mi perspectiva de niño, habré tenido 10 años en esa época, este tercer piso se extendía verticalmente hasta el infinito, superaba las nubes y se hundía en el cielo, rompiendo toda la geometría de la población. Estás loco mucha imaginación me decían, estás muy chico para los porros y se cagaban de la risa, pero les juro que tenía tres pisos y que el tercero no tenía límites.

Estaba pajareando frente a la casa del Mago Merlín, mirando una luz azulina de una de las ventanas del tercer piso, cuando de repente lo vi ahí a no más de tres metros, parado en la puerta de la mediagua. Cierto era bien viejo, tenía una larga barba blanca y el pelo largo, muy largo. Lo único que no usaba era ese gorro puntiagudo con el que yo me lo imaginaba, sino una boina negra que contrastaba y hacía destacar su rostro noble y de viejo bueno y la boina era harina de otro costal, tenía miles de estrellas, podríamos decir que en el negro de la boina cabía todo el sistema solar y todas las galaxias incluyendo la nuestra y todas las que están en los límites del Universo. Si en esa época hubiéramos sabido de los hoyos negros estoy seguro de que también habrían estado en la boina del viejo y lo más bonito es que en el frente de la boina tenía el lucero del Alba, una estrella blanca que brillaba y latía como el corazón noble de un héroe.

Merlín el Mago, era hijo quizás bastardo de un demonio y una monja, otros dicen que había sido parido por una bruja y otros aseguran que había nacido como Jesús o sea de una virgen, tenía el don de la adivinanza, era de la alta estirpe de los druidas y hablaba con profundo conocimiento del bien y del mal. Por sus dones para predecir el futuro contenido en el canto y vuelo de las aves, además de sus conocimientos sorprendentes de Medicina y Astrología, era el más sabio de la tribu, no se sabía su edad, pero había sido consejero de cuatro o cinco reyes siendo el último el Rey Arturo de Camelot hijo de Uther Pendragón.

Merlín sentía a lo lejos los gritos y ruidos que provocaba el pequeño Arturo, ya estaba de noche y era el momento para disponerse a ver las estrellas y asomarse a la totalidad de caos y del cosmos, en esa vibración del tiempo que no tiene futuro ni pasado sino solo un presente continuo. Esto lo hacía Merlín con la intención de observar las unidades básicas de información que entregaban las estrellas y compararla con el presente eterno y continuo que resplandecía con una leve luz azulada, en la superficie nacarada de la Esfera de Cristal.

Juro que me llamó, les dije a los cabros, que me llenaron de preguntas que yo no les podía responder, ¿es tan viejo? ¿De qué largo es la barba? ¿Cuál es la forma de su gorro? Y lo más importante, lo que más nos mataba a todos de curiosidad era ¿que hay en el tercer piso? ¿qué es esa extraña luz azulada que se ve en la habitación de ese piso? ¿es verdad que Merlín no duerme? ¿crees tú que es Mago, que es verdad lo que se dice de él?  No sabía que contestarles, mi cerebro aun daba vueltas de manera confusa, luego de lo que observé en el interior de la mediagua del Mago.

El viejo Merlín, el Chamán me hizo pasar al interior de la mediagua y me ofreció un tecito con dos tostadas, una con miel y otra con mantequilla, que yo me las comí juntas porque me encantaba y aún hoy me gusta el pan con miel con mantequilla. El que hacía mi abuela era insuperable decía yo hasta que comí las tostadas de Merlín, su sabor era único, la textura perfecta, la unión de la miel y la mantequilla me parecía alucinante, de hecho, al comerlas vi el sistema solar completo con todos sus planetas, lunas y anillos y la posición que tenía en nuestra galaxia y todas las galaxias dispuestas de manera armónica en el universo en continua y permanente expansión. ¿Qué tendrán estas tostadas me preguntaba? De hecho, le pregunté al Héctor el Hermanastro de Lancelot y riéndose me dijo, – para mí que el Chaman te dio tostadas con mariguana.

Pero lo que le oculté al Héctor y a los cabros fue lo que había en el tercer piso. Después del tecito el Mago me invitó un rato a ver las estrellas me dijo, y después te vas al tiro pergenio. Eso me dijo pergenio, yo no tenía idea qué significaba esa palabra, tendría que preguntarle al profe de castellano.

Nos asomamos a su ventana y ahí estaba el universo completo, ordenado, extrañamente silencioso y tranquilo, solo se escuchaba a lo lejos, muy a lo lejos y muy en lo alto una música maravillosa que parecía venir de las estrellas que brillaban cada una de manera magnífica, pero todas eran las estrellas más luminosas. Es difícil explicarlo como que uno se queda corto, en el sentido de que le faltan las palabras, no en otro sentido.

Luego observé que, aunque el cielo estaba iluminado por la luz de las estrellas, había también en el cuarto que, era algo así como el taller de Merlín, una esfera que brillaba, y que en su superficie de forma esférica resplandecía una leve luz azulada, en la superficie nacarada de la esfera de Cristal.

Era extraño el objeto, lo que más se asemejaba a eso era una tele, una de esas grandes y gordas, pero no, no era una tele, era algo así como una perla del tamaño de una pelota de futbol y brillaba con una luz que yo no había visto nunca, parecía que vibraba que era inmaterial.

¿Qué es eso Merlín?, le preguntó el niño al Mago. Es la luz de la verdad le dijo, en ella está inscrito todo lo pasado y lo porvenir, en ella está el presente continuo en que el universo define sus unidades de información, sus bases de datos. Ahí está contenido el Yin y el Yang, existía antes del Big Bang y seguirá existiendo de manera eterna y en simultáneo con el Universo en expansión.

El Rey Uther Pendragón le había encargado a Merlín que educara a Arturo, futuro Rey de Camelot, en las artes de la magia y los misterios de la naturaleza. Arturo tenía en esos momentos alrededor de 10 años, Merlín no se sabe qué edad tenía, pero era esa combinación de un niño y un viejo de edad infinita, lo que hacía que el proceso de aprendizaje fuera tan profundo y enriquecedor para ambos.

El Chamán me dijo es un Apple, ¿un qué? le dije yo, un Apple el último modelo y línea en computadores, con capacidad de que corra la internet 5G, pero además es capaz de almacenar toda la información del futuro ¿toda? Le pregunté yo por preguntar algo, si toda, del futuro, del pasado, de lo existente y lo que está por existir, de lo que ya nadie se acuerda, tú haces un clic escribes lo que buscas y aparece en esta pantalla esférica que es, una perla maravillosa. Esto que ves es la memoria del universo, es muy poderosa, capaz de procesar todo y almacenarlo.

Este viejo está chalado dije yo, está absolutamente loco, así que le dije: – oiga Mago, estaban ricas las tostadas, pero ya es tarde y debo irme recuerde que hoy nuevamente hay protesta en la Pobla y los cabros de la Mesa Redonda del Lance nos dijeron que esta noche hay que cuidarse.

El viejo observó entonces la esfera y cambiando la expresión me dijo -esta noche, será la noche más nefasta de las muchas que ha vivido esta ciudad, será la noche de la muerte del lucero del alba, el lucero más brillante y hermoso del firmamento.

¿Cómo sabe usted todo eso? Le pregunté. – Es que estamos en Red me respondió-. A esas alturas yo no entendía de qué me hablaba el viejo. – ¿En qué? Atine a preguntar. En red… todos los Magos de la Ciudad y del país ¿o tú crees que yo soy el único mago en las poblaciones de Santiago?

Recuérdalo, Arturo, si ves a Lancelot dile que digo yo que hoy será una noche triste, de una tristeza infinita, se apagarán todas las estrellas del cielo porque el lucero del alba, la estrella más bella del firmamento será asesinada.

Cuando logré zafarme de los cabros y de su chorrera de preguntas que no podía contestar, fui corriendo a contarle al Lancelot, el recado que me había mandado el Mago.

El Lance palideció, nunca le había visto esa cara, ¿cómo definirla? Era como la cara que pondría alguien que un día se despierta y ve que todo el mundo en la población y en Chile están muertos, – esta noche tendrás que cuidarte Arturo me dijo el Lance, no sabemos por dónde entrarán los pacos, será difícil para nosotros saber dónde hay que reforzar, pienso me dijo que la esquina más crítica es la de Calle 30 esquina Ranquil. Gracias Arturo me dijo, si ves al Mago dile que recibí su mensaje, que estaremos preparados.

En esa época se sabía que Merlín era el más grande de la casta de los druidas, que en torno y cercano a él vivían dos druidas iluminados, que colaboraban directa y cercanamente con el Mago, eran dos druidas santos, de una bondad infinita y de una mirada pacifica, hermosa, pero a la vez triste, se diría que en los ojos de esos dos druidas se reflejaba la tristeza de toda la humanidad.

Los druidas, antiguos magos de la época Arturiana, eran hombres sabios y respetados por sus artes mágicas, por su entereza moral y su capacidad de entender la naturaleza y el alma humana.

El Lance, me dijo: Arturo anda a la esquina de la calle 30 con Ranquil y diles a los curas que esta noche se viene fuerte, que se cuiden, que no salgan, pensamos que la esquina de 30 y Ranquil será la más crítica porque ya saben que allí va la gente a refugiarse porque es un lugar santo y los pacos hace rato que piensan que yo y los cabros de la Mesa Redonda nos reunimos ahí, pero no saben, que lo hacemos en la fuente de soda de la mesa circular, que está en el borde sur de la Población. Entonces anda corriendo y diles que esta noche no salgan por ningún motivo. Yo pasaré más tarde por allá a explicarles.

Corrí a hablar con los dos sacerdotes, pero mientras más corría me daba la impresión de que más lejos estaba la casa, sabía que lo mío era una misión heroica y fundamental, debía decirles que esa noche no salieran a cuidarnos, que esa noche debían cuidarse ellos, que esa noche no salieran porque esa noche los cuidaríamos nosotros.

De pronto atrás se escuchó una explosión y Lancelot dijo, es la señal, voy a encender las barricadas hay que proteger a la Población y corrió hacia la esquina en la que habían acordado encender la primera barricada y de inmediato, con una sincronía mágica todas las barricadas se encendieron de manera simultánea. Pensábamos por un momento a la luz de las llamas, que esa luz nos protegería, que los aparatos represivos no podrían entrar.

Seguí corriendo hacia la casa de los sacerdotes y de pronto veo que los carabineros vienen entrando por calle 30 hacia Ranquil, les juro que allí aún no había nadie, el Lance no había alcanzado a encender la barricada de esa zona y los del grupo de fuerzas especiales entraron enfurecidos y enceguecidos disparando en todas direcciones.

Lo supimos casi de inmediato, alguien fue a la casa de los sacerdotes y a uno de ellos le habían dado un tiro, la bala había traspasado la frágil pared de madera de la vivienda y en el segundo piso sentado frente a su escritorio con la cabeza sangrante apoyada en su escritorio yacía uno de los dos, el más alto, con la cabeza apoyada dulcemente sobre la biblia.

Yo no lo podía creer, estaba por llegar, me había faltado tan poco, pero los pacos habían entrado antes por la calle 30 disparando. Recordé entonces la profecía del Mago, el Lucero del Alba le decíamos al sacerdote por lo temprano que se levantaba. Esta noche asesinarán al lucero más hermoso me había dicho el Mago, recordé entonces que en la boina el Chamán tenía el lucero del Alba, una estrella blanca que brillaba y latía como el corazón noble de un héroe.

Llorando, con los ojos cegados por las lágrimas, corrí hacia la Casa del Mago y cuando llegué, golpeé la puerta, de inmediato me abrió. Pasa Arturo me dijo, te pedí que esta noche no salieras, que esta noche sería nefasta, que esta noche asesinarían al Lucero del Alba. Yo estaba con un llanto desconsolado, me sentía culpable, culpable de no haber alcanzado a llegar. No llores me dijo, podemos quizás leer el futuro, pero no podemos borrar ni una letra de lo que ya está escrito.

Arturo vio que el rostro del Mago se ensombrecía y en sus ojos se leía una tristeza que era como un texto infinito, un texto en el cual están escritos con letras de sangre los nombres de todos los oprimidos, de todos los que sufren, de todos los esclavos, en suma, toda la tristeza de la humanidad.

Se asomaron al balcón más alto de la torre, el niño de 10 años y el viejo de edad infinita y miraron la negra y oscura noche sin estrellas. El Universo entero se había apagado y entonces en esa oscuridad absoluta vimos como poco a poco las mujeres de La Victoria empezaban a encender velas, cada vez más, al principio solo en calle 30 y Ranquil, pero luego esto se extendió por toda la población hasta que esta brillaba en toda su extensión y se veía desde lo alto como la única galaxia iluminada por la luz de las velas en la obscuridad absoluta que se había cernido sobre la ciudad de Santiago.

La constelación de La Victoria.

Manuel Marchant R

San Francisco, 03 de octubre del 2019.

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