Durante muchos años el Ser Humano se ha preguntado por su vida, la forma en que vive y como se organiza e interactúa con los demás.

También ha sido un crítico del sistema de Libre Mercado con el cual comparte un caminar conjunto entre el amor y el odio.

Hace muchos años atrás, leí un libro, muy recomendable llamado “Las Voces del Desierto” de Marlo Morgan, recuerdo claramente que la protagonista fue invitada a recorrer el Desierto de Australia en compañía de una tribu de indígenas quienes, a modo de agradecimiento le regalarían esa intensa aventura.

En una escena del libro Marlo (quien era la protagonista) le enseñaba al Jefe de la Tribu, cómo se entretenían los occidentales o “civilizados” y para ello organizo una carrera y los indígenas hacían de corredores y le daban vida a esta carrera.

Al terminar la carrera el Jefe con rostro entre confuso y enojado, le preguntó que significaba ese juego, ella le explicó que el que llega primero a la meta ganaba. El Jefe no entendió y pregunto qué sentido tenía esa competencia “que dejaba a un solo ser feliz y a todos los demás tristes por no haber ganado”.

Luego de eso él Jefe llamó al Maestro de la Música, quiero que le muestres a nuestra invitada la forma en que nosotros nos divertimos.

Rápidamente el Maestro de la Música junto a más de una docena de Indígenas y les instruyó a que buscarán elementos, como piedras y ramas.

Juntó los elementos encontrados y le dio un uso, lo entrego a una persona, posterior a eso comenzó a marcar una melodía con su boca y los indígenas comenzaron a seguirlo.

Al terminar la Sinfonía Natural en medio del Desierto, el Maestro de la Música feliz junto a los hombres participantes se aplaudieron y gritaron con gran algarabía, por lo que ellos consideraron una excelsa pieza de música y una perfecta ejecución.

Luego el Maestro de la Música se dirigió al jefe de la Tribu y le confesó con Gran Modestia y aplomo, que a contar de esa ejecución y debido a lo bien que sonó, a contar de ese momento él se consideraba a sí mismo como el Gran Maestro de la Música.

Y todos celebraron con gran alegría.

La diferencia entre nuestra vida civilizada marcada por la continua competencia y la vida “salvaje” de aquellos Primitivos Indígenas de Australia resulta casi obvia.

Ellos se preocupan de su felicidad, se ocupan del Ser y no del tener, son hijos de la Tierra y no Dueños de la Tierra.

Basado en esto y en muchos ejemplos que podríamos sacar de nuestra vida citadina en un sistema que nos condena al crecimiento infinito en un mundo finito, lo que en Europa se ha dado por llamar “Suicidio General” , es que los participantes de este libro son seres de Radicales…Revolucionarios…o de Luz. Como quieran llamarles.

Dicho eso le doy la bienvenida al Cooperativismo…y conste que no pretendemos cambiar el mundo, pero al menos queremos saber, que lo que nos mueve no es otra forma más de Suicidio.

Varios de los escritos de este libro tienen como base de sus relatos el 18 de octubre del 2019 y otras el 24 de marzo de 2020.

Nos ha tocado duro y de verdad que muchos esperan que llegue un terremoto, porque siempre lo malo viene de a tres, cosa muy de chilenos o una mala costumbre de siempre ponerse en el papel del perdedor para no ilusionarse con una esquiva victoria.

Si bien el 18 de octubre fue una exteriorización, una catarsis colectiva, una explosión de energía y felicidad para algunos y mucho miedo para otros. Fue una fuerza Centrífuga.
Pero a contar del 24 de marzo comenzó la Cuarentena y este fenómeno sin fecha de término claro, nos puso en Stand By y nos enfrentamos a algo que nunca habíamos pensado ni conocido…estar solos frente a nosotros mismos. En medio de una Fuerza Centrípeta.

Tanto cambiaron las cosas que quedamos en cierto estado de duda, un incierto “quiero que termine” pero algo en nosotros, no claro aún, quiere que este encierro siga.

Pero los seres humanos como buenos animales con razonamiento que somos, sabemos adaptarnos a los momentos difíciles, en el caso de Nosotros los chilenos que fuimos educados con rigor, esto se nos hace más fácil que al resto de los terrícolas.

En este estado ocurrió la creación de este libro…Un libro cooperativo realizado completamente por Internet, pero basado en el cumplimiento, compromiso y confiabilidad de todos quienes aceptaron el desafío.

Imagínense, cada uno de nosotros nos sentimos felices de que nuestro libro se haya completado. Todos somos dueños de este Libro y así lo sentimos cada uno de nosotros.

Hubo una confianza pocas veces vista…a la mayoría de Uds. no los conocía.

Personas que no se conocían entre ellos, aun mientras escribo estas líneas hay gente a quienes no conozco y que sin embargos somos socios de este resultado.

Mujeres y Hombres, con edades desde los 17 a los 80 años cooperando desde sus casas para cumplir un compromiso contraído y crear Arte, algo a veces tan ninguneado en nuestra sociedad chilena.

Ingenieros, Profesores, Estudiantes, Psicólogas…todos con sus propios intereses e ideales, todos habitando un mismo sueño y un mismo interés.

La Tierra sufre por nosotros los Humanos…la explotamos como si fuera infinita.

Quedan pocas especies que no hayan sido afectadas por nuestra Polución.

Y todos los días vemos; como  hay uno que gana siempre y muchos que pierden y sufren.

Pues nosotros demostramos en este texto, en este viejo y amado artilugio llamado Libro, que se puede hacer un mundo mejor, si tomamos de aquellos pueblos ancestrales como los Noogar o los Nunga de Australia o para no ir tan lejos, de nuestros Mapuches y Aimaras, y comenzamos a hacer de Chile un País unido ante los desafíos de un futuro incierto con una mirada cosmológica como nuestros ancestros.

El 18 de octubre algunos conocimos a nuestros vecinos, que llevaban a nuestro lado muchos años y el 24 de marzo hasta este día, algunos se conocieron a si mismos en una cuarentena de la cual no podías escapar.

Ahora estamos listos para seguir, de una u otra manera, nunca más igual y ciertamente más que nunca, paradójicamente, Iguales. De; “uno por uno” a “todos para uno” y luego “todos para todo”.

Aquí están estas páginas de Todos para Todos; un Libro de Relatos de Encierro.

Este es el comienzo de un mundo nuevo, de nuestro mundo nuevo.

Reconozcámonos a nosotros mismos como seres extraños, seres confiados y amorosos, capaces de creer y comprometerse.

Los felicito y los quiero y deseo que nunca piensen que por ser pequeños; no lo podemos hacer. Si alguna vez piensas eso, imagínate un zancudo en un dormitorio en una noche de calor, o más cercano aun, recuerda un bicho al cual nunca has visto y que nunca verás, capaz de suspender al mundo completo y darle a la naturaleza un pequeño e imprescindible descanso de nosotros los humanos.

Carlos Miranda

Poeta y editor

 

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