Hasta el momento ha publicado cuatro libros, entre títulos infantiles, juveniles y adultos. ¿Nos puede contar brevemente sobre ellos?

-Publiqué en 2013 mi primer libro, la novela infantil “Las Aventuras de Amanda y el Gato del Pirata – La Séptima Esmeralda” gracias a que obtuve un Fondo del Libro. A partir de entonces continué con la segunda parte de la saga, “El Tesoro del Collasuyo” (2016), que ganó el Premio Municipal de Literatura Santiago 2017 en género juvenil. Estas historias son sobre una niña/adolescente de Valparaíso que un día recibe la visita de un gato misterioso al que le falta un ojo y se entera de que desciende de un pirata que anduvo por las costas chilenas.

La novela histórica “Capello” (2018, nominada a Premios Forestal 2019) está orientada a lectores adultos, y abarca el período entre 1870 y 1920 a través de la vida de Antonino, un italiano que llega a Sudamérica durante la gran oleada de inmigración y pasa de Argentina a Chile. Su historia es reconstruida a partir de los recuerdos y vagas referencias de algunos supuestos descendientes.

A fines de 2019 publiqué el cuento infantil “El Botón de Bronce” (2019), que también obtuvo un Fondo del Libro. Tiene ilustraciones realizadas por Carolina García, y narra la historia de un vestido desde que es exhibido en un centro comercial en el hemisferio norte hasta que comienza una nueva vida en una feria libre como prenda de segunda mano. Este cuento habla sobre las crueldades del consumismo y la importancia de reciclar y dar valor a las cosas.

Todos estos libros han sido publicados en forma independiente a través de Ediciones del Gato, sello que comencé a sacar adelante en 2016.

¿Siempre quiso ser escritora?

-Desde que recuerdo fui muy lectora y era común que en el colegio tomaba cuadernos de mis compañeras y les escribía algún poema nacido en el momento, pero fue a los 14 años que decidí que quería dedicar mi vida a escribir, y estudié periodismo con ese fin. Siempre me mantuve escribiendo, principalmente poesía, pero fue en 2011 que no quise postergar más mi dedicación en serio a este oficio.

¿Su línea principal es el relato de la literatura infantil?

-La verdad es que ha sido más bien casual lo de la literatura infantil, ya que nunca decidí dedicarme en específico a ella. En el caso de “Las Aventuras de Amanda” fue al tomar la decisión de escribir esa historia desde la perspectiva de su protagonista, una niña de 12 años, que el relato tomó esas características. “El Botón de Bronce” es una historia que se relaciona con la infancia (su protagonista es un vestido de niña), pero es un cuento que está pensado para hacer una lectura acompañada de adultos con niños. A mí me mueve contar historias que tengan una fuerte carga emocional, más allá de la profundidad intelectual que puedan o no tener sus personajes, y no me encasillo en un segmento lector.

¿Qué otros géneros de la literatura ha abordado? ¿Con cuál de estos géneros se siente más identificada?

-Poesía, novela y cuento, tanto infantil como juvenil y adulto. No me he atrevido con ensayo, aunque no lo descarto en el futuro. Me siento identificada con todos, ya que será la historia que quiera contar la que se abrirá camino en el género que me haga más sentido de acuerdo a sus características. La poesía es una vía más para contar historias.

Una gran parte de su hacer artístico ha estado enfocado a la producción y edición de libros de otros autores. ¿Qué le motiva para hacerlo?

-Trabajé muchos años en marketing y comunicaciones corporativas, y esa experiencia me ayudó mucho al momento de lanzarme a escribir y publicar en forma independiente. Me di cuenta que otros autores enfrentaban dificultades al momento de gestionar sus publicaciones de esta manera y pensé que sería positivo poder aportar esa facilidad de mi parte. Tuve la fortuna de encontrarme en el camino con Lila Calderón, una artista con larga trayectoria, que se entusiasmó con esta posibilidad y gracias a ello nació “Ediciones del Gato”. Debo reconocer que es un cariñito al espíritu la alegría de los autores cuando reciben las primeras copias de un nuevo libro.

Recientemente presentó “El botón de bronce” en Pichilemu y se refirió con mucha emoción a esa experiencia en tus publicaciones en redes sociales.

-Pichilemu es mi ciudad de adopción, mi segundo hogar, si no el primero. Mis mejores recuerdos de la infancia y juventud se asocian a sus paisajes, y en sus calles me siento libre y confiada. Mi familia ha estado allí desde que mi papá era niño, y actualmente habitamos la que era la casa que construyó mi abuelo cuando ese sector era puro campo y bosques. Recuerdo en especial los viajes en tren, que fueron muchos en la infancia porque vengo de familia de ferroviarios, las mañanas nubladas en el cerro La Cruz, las caminatas por la playa hasta Punta de Lobos antes de que se hiciera famosa por el surf y mis primeros poemas escritos (entre lágrimas) en los roqueríos de Infiernillo.

Esta ciudad/pueblo/costa furiosa me ha dado mucho, y fue muy bello poder sentir que entregaba algo de vuelta para sus habitantes, mis vecinos, y también para quienes la visitan.

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