A grandes rasgos, «El viajante» explora dos tragedias domésticas: la de Emad y su esposa Rana, y la del victimario, el hombre que cometió la violación.

Como todas las películas del iraní Asghar Farhadi (1972), el origen teatral de los diálogos y el montaje rápido y cortante son señas de identidad. También lo son las heridas en las relaciones de pareja, tópico que en Una separación (2011) se expresaba en un matrimonio en el inicio del proceso de divorcio, y en El pasado (2013) en marido y mujer al final de la misma situación. En El viajante (2016), en tanto, no hay divorcio pero uno podría advertir fácilmente que tras las tormentas emocionales que viven Rana y Emad no hay otra solución al final del camino.

Expresaba el director en Cannes:  “En la sociedad iraní hay una dicotomía total entre hombres y mujeres. En otra cultura, tal vez el marido habría reaccionado de manera diferente. También importa demasiado la reputación y el juicio colectivo. El que dirán. Todo esto hace que el esposo se vuelva violento y cometa un acto atroz”.

Drama de fuerte sesgo moral con tempo de thriller sobre la obsesión, la venganza, la culpa y las miserias humanas (sobre cómo un hecho fortuito puede desmoronar el equilibrio emocional y la vida en general de una persona) está interpretado por dos de los intérpretes fetiches de Farhadi, que además son de los más brillantes actores del cine iraní contemporáneo: Shahab Hosseini y Taraneh Alidoosti.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here