Esta es la última entrega que nos hace Diego Muñoz Valenzuela, de la historia del cyborg Tom, personaje con el que el autor resucitó la narrativa de la ciencia ficción chilena en 1996, año en que conocimos al protagonista en “Flores para un cyborg”. Luego vendrían “Las criaturas del cyborg” en el año 2011, y “Ojos de Metal” el 2014.

Con razón, el autor ha sido catalogado tanto en la ciencia ficción como en el género negro, de hecho el libro “Trazas negras: conversaciones sobre novela negra y policial en Chile”, en el que el escritor Bartolomé Leal entrevista a doce autores de ese género en nuestro país, incluye un diálogo con Diego Muñoz Valenzuela, quien señala a propósito de la esa primera novela de la saga:

“Más adelante vino un intenso debate conmigo mismo acerca de la posibilidad de escribir una novela de ciencia ficción en Chile, en especial sobre la posibilidad de la creación de una inteligencia artificial, y relacionarla con la represión en dictadura y las transformaciones económicas y sociales que resultaron de ella. De allí surgió ‘Flores para un ciborg’, una mezcla de ciencia ficción, neopolicial social y aventuras”.

Esa combinación a la que alude el autor, volvemos a encontrarla en “Los sueños del cyborg”. El título refiere a una nueva etapa en el proceso de humanización de Tom. En esta entrega, él logra soñar, y son sueños no solo muy vívidos sino además funcionales al complejo problema que en esta ocasión debe enfrentar: su creador, Rubén Arancibia, luego de una experiencia traumática ha quedado con amnesia total, justo cuando las tropas de matones de Géminis – organización de corte fascista que ha reclutado a los peores criminales de diversos países – se preparan para atacarlo en Chile. Los sueños, le permiten a Tom, establecer algún grado de contacto con las memorias perdidas de su creador.

Los elementos del género negro vuelven a estar presentes, los delincuentes están enquistados en las cúpulas del poder, en este caso en la élite del dominio a nivel mundial: la jefatura de la organización opera en los Estados Unidos.

La historia queda muy bien condimentada con el equipo de amigos de Tom y Rubén, conocidos por las y los lectores de entregas anteriores, personajes simpáticos y queribles, algunos ex luchadores de la época de la resistencia a la dictadura en Chile, que al llamado de Tom cabalgan de nuevo.

“Los sueños del cyborg” narra los hechos posteriores a los que conforman la novela “Ojos de metal”, no obstante esta cuarta entrega se puede leer de forma independiente, ya que lo esencial de la aventura anterior de Tom, Rubén y sus amigos, se va develando en los primeros capítulos.

Se trata de una novela de mucha acción, con buenos personajes, tan entretenida como las anteriores de esta saga en la que al autor ha sabido combinar bien dos géneros muy populares, dando concreción a un tema que ya aparece en los foros literarios. A modo de ejemplo, en el año 2021, en el Primer Encuentro Internacional de Literatura Negra y Fantástica, se desarrolló la mesa “Género negro en la era digital, ciencia ficción y noir”, moderada por el escritor Jorge Calvo, que puso en relieve la influencia que el desarrollo tecnológico tiene sobre las tramas del género negro en la literatura chilena.

Sobre esto, el propio Diego Muñoz Valenzuela, junto a los escritores Gonzalo Hernández, Eduardo Soto y Bartolomé Leal que participaban en dicha mesa, comentaron cómo las nuevas tecnologías, junto a las formas de interacción asociadas a los tiempos posmodernos en que vivimos, permean nuestras letras y abren nuevas posibilidades en el entramado de las ficciones y resoluciones de conflictos.

Las lectoras y lectores que aún no se han aproximado a esta combinación de géneros, tienen una muy buena oportunidad de comenzar a hacerlo con “Los sueños del cyborg”.

Ficha técnica

Los sueños de cyborg.
Año 2022.
Simplemente editores.
250 páginas.

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