Once periodistas ya mayores pero activos se propusieron escribir una “novela colectiva”, para sobrellevar el peso de la cuarentena, el encierro, las restricciones sanitarias y, por supuesto, la amenaza del coronavirus.

Al comienzo fue un juego, porque no sabían hasta donde iban a llegar. Y sin embargo lo lograron. Escribieron “La Bella Antonia”, una novela gestada en pandemia 50 años después de haber egresado de la Universidad de Chile convertidos en jóvenes periodistas.

Por cierto, que tuvieron más de una discusión sobre puntos de vista en el relato, con sus circunstancias, lugares y personajes. Pero como son amigos desde hace tanto tiempo y se comunicaban a través del WhatsApp y el correo electrónico, sus diferencias nunca llegaron a la violencia física. Por el contrario, lo pasaron bien.

Bien lo pasaban hace más de 50 años los nuevos periodistas que se juntaban por la noche con los periodistas mayores en Il Bosco, el legendario bar restorán situado en la Alameda, frente a la iglesia de San Francisco. Alrededor de una botella de vino y en servilletas de papel, escribían cuentos en forma colectiva. Uno creaba la primera escena y el resto de los contertulios iba completando la historia en sucesivas servilletas. Servilletas que podríamos comparar con los capítulos de esta novela. Sólo que en las reuniones de Il Bosco la cosa era bastante improvisada.

Aquí en cambio los 11 coautores y coautoras de “La Bella Antonia” no improvisaron. Desarrollaron un paciente trabajo de investigaciones, estudios y documentación. Es notable, por ejemplo, la forma en que describen lo que era el puerto de Taltal en el año 1900, cuando comienza esta historia:

“Numerosos y elegantes edificios rodeaban la plaza: el Consulado Inglés, el Teatro Municipal, el edificio de la Aduana y el Club Hípico”. Esta breve descripción es como una fotografía en blanco y negro, basada en una imagen real. Lo mismo hizo Isabel Allende en su novela “Hija de la Fortuna”, donde describe lo que era el puerto de Valparaíso a mediados del siglo XIX, sin haber estado ahí por supuesto, porque no había nacido.

Esa visión realista de nuestros autores da paso a su imaginación creativa, cuando introducen en su relato a la bella Antonia. Nos cuentan que “Antonia a los trece años parecía mayor y ya atraía las miradas de los hombres al pasar, arrogante, camino a la escuela: alta, con la tez bronceada y el sol brillando en su pelo cobrizo”, mientras “con infantil desdén se reía de los muchachos que la piropeaban”.

Así fue como la adolescente deslumbró al cuarentón Mario Sotomayor Edwards, dueño de tierras y minas de plata cerca de Taltal. Ahí es donde estalla el conflicto central de la novela: La noche de Año Nuevo, cuando termina el siglo XIX y comienza el siglo XX, Antonia desaparece y su rastro se pierde por los años de los años. Mucho tiempo después, un viajero dijo haberla visto en Santiago, convertida en una bella mujer. “Pero esa es otra historia”, nos advierten los autores y autoras. Y desde ese momento nos quedamos atrapados, sin poder dejar el libro hasta el último de sus 24 capítulos y la última de sus 194 páginas.

La trama se enriquece con el desfile de acontecimientos históricos: la Guerra del Pacífico, la guerra civil de 1891, la gripe española de 1918 que dejó 30.000 muertos y el terremoto de Chillán, el martes 24 de enero de 1939. Por ese camino cronológico y a una velocidad imparable, llegamos sin darnos cuenta al estallido social de octubre de 2019 y la pandemia que hoy se extendió por todo Chile.

“La Bella Antonia”, editado por La Calabaza del Diablo, es fruto de la inquietud de quienes fueron discípulos del maestro Mario Planet, director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile. Por eso estos amigos se hacen llamar “Los “Planetarios”.

Y al mirar lo que acontece hoy en nuestra sociedad, uno de los personajes de la historia reflexiona: “Como péndulo, el poder comenzó a ir de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, y millones perdieron la fe en los gobiernos y el parlamento. Se había intentado hacer los cambios profundos que el país necesitaba, pero fueron muchos los que se restaron de participar y, por segunda vez en el nuevo siglo, el péndulo se fue al otro lado”.

Ese es el desenlace de la realidad que muestra el libro. El desenlace de ficción de “La Bella Antonia” lo dejamos en suspenso, para que usted lo pueda conocer en vivo y en directo. Cuando lo haga, se enfrentará a un relato donde se asoman la realidad y la ficción, Es decir, el periodismo y la literatura. Sus creadores representan 11 sensibilidades detrás de un libro que sin embargo parece haber sido escrito por una sola pluma.

¿Cómo lo lograron? ¿Cómo fue posible que alcanzaran un solo estilo, ágil, ameno, preciso? ¿De qué manera llegaron a fundir el drama, la crítica social, la poesía e incluso el buen humor en una historia sorprendente? Todo fue posible porque estos 11 amigos lo pasaron bien… A una edad en que podrían vivir alejados de los conflictos del mundo, se lanzaron a una aventura que los llena de alegría.

Se dieron el tiempo para internarse en el mundo de la literatura, en la huella de otros talentosos periodistas como Ernest Hemingway, que se inició en el diario “Star” de Kansas City; Ian Fleming, creador del Agente 007; Mario Puzo, autor de “El Padrino”; Alejo Carpentier, que comenzó en “La Discusión” de La Habana.

Otros grandes que pasaron del periodismo a la literatura son Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Isabel Allende, José Miguel Varas y Joaquín Edwards Bello –que también aparece en este libro como un misterioso personaje vinculado a la bella Antonia-. Sin olvidar, por cierto, a uno de los artífices de esta creación colectiva: el periodista y escritor Gustavo González, cuya novela “La muerte de la bailarina” fue publicada hace algunas semanas.

Los autores de la novela son: María Paz Arrieta C., Jorge Fernández C., Gustavo González R., María de la Luz Hernández T., Doris Jiménez V., Francisco Leal D., Juan Ignacio López D., Roberto Quiroga G., Nelson Sandoval D., Lucía Sepúlveda R. y Érica Vildósola N.

Mientras llega a las librerías, “La Bella Antonia” se puede adquirir por internet en la editorial La Calabaza del Diablo:  https://la-calabaza-del-diablo-libros.jumpseller.com/

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