Hace tres años, Spike Lee anunció que no iba a asistir a los Premios Oscar como una protesta en contra de lo que consideraba las omisiones de la academia al momento de premiar a los artistas negros. En esta ocasión fue la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas la que llamó a Lee.

El infiltrado del KKKlan, la vigésima primera producción de Lee (sin contar sus documentales), fue nominada a seis Oscar el 22 de enero, incluidas las categorías a mejor película y mejor director. Es la primera nominación para Lee como director, quien desde hace más de dos décadas ha sido considerado —en casi cualquier ámbito del arte cinematográfico— como uno de los artistas más importantes de su medio y uno de los defensores más activos de la industria.

Sus películas clásicas de fines de la década de 1980 y de los años noventa (She’s Gotta Have ItHaz lo correcto y Malcolm X) reformularon el cine estadounidense, convirtieron en estrellas a Denzel Washington y a Samuel L. Jackson y transformaron a Lee en una celebridad muy particular: parte artista, parte crítico público y hasta promotor de calzado deportivo.

No obstante, casi desde el comienzo de su carrera ha tenido una relación tensa con el organismo más importante del cine en Hollywood. En los Premios Oscar de 1990, Haz lo correcto perdió en dos categorías (mejor guion original y mejor actor de reparto, para Danny Aiello) y no fue nominada a mejor película; ese año ganó Paseando a Miss Daisy. En 2015, cuando recibió un galardón honorario de la academia, un Governors Award, Lee imploró a los asistentes que tomaran en cuenta la diversidad de la organización y fomentaran que la estructura laboral de Hollywood sí pueda “reflejar cómo es Estados Unidos”.

La misma noche de ese discurso, Cheryl Boone Isaacs, quien entonces era presidenta de la academia, anunció una campaña para diversificar la membresía del organismo. Eso no fue suficiente para convencer a Lee de asistir a la ceremonia de 2016 (prefirió ir a un partido de los Knicks), pero ahora el cineasta dice que los esfuerzos de Isaacs fueron clave para que en esta ocasión El infiltrado del KKKlan sí fuera reconocido.

La película, un éxito tanto en taquilla como ante los ojos de la crítica, está basada en la historia real de un oficial de policía negro que se infiltró en el Ku Klux Klan. El filme ha vuelto a poner al director de 61 años en boca de todos.

En una entrevista que concedió el 22 de enero, Lee habló de El infiltrado del KKKlan, de la situación actual de Hollywood y, por supuesto, del actual estado de la Casa Blanca. Estos son extractos de la conversación telefónica desde su casa en Nueva York, donde vio el anuncio de las nominaciones junto a su esposa, sus dos hijos y el perro de la familia.

¿Cómo te sientes con la nominación?

Pues se siente de maravilla. Estamos muy contentos. Estábamos todos juntos en la cama frente a la televisión y saltamos con el anuncio. El perro nos ladraba, no sabía qué estaba sucediendo [risas], pero es un buen día. Es un buen día.

Has dicho que después de la experiencia con Haz lo correcto no tenías esperanzas de que la academia fuera a reconocer tu trabajo. ¿Qué significa estar nominado ahora, treinta años después?

Bueno, siempre que hay un premio de por medio es necesario pensar en quiénes son los que deciden al ganador. Actualmente los miembros de la academia representan mucho más a la diversidad del país que en aquel entonces. En definitiva, #OscarsSoWhite [la campaña en redes que criticó la ausencia de personas negras en las nominaciones] alentó a la academia a ampliar su membresía y por eso ahora ves películas hechas por personas negras o no blancas que son reconocidas como no lo eran en el pasado.

Mucha gente trabajó en esta película, frente a la cámara y detrás de ella. Además hubo toda esta mercadotecnia… esta campaña de los Oscar. No habría podido hacerlo solo. La gente realmente se esforzó. Todo el mundo me ha preguntado desde el principio: “¿Cómo te sientes respecto a las posibilidades esta película?”. Me encanta estar en este punto con el filme: somos la apuesta improbable de ganar y me gusta estar en esa posición. Nunca he sido el favorito. Nunca. Y puedes citarme: somos el caballo negro de la carrera. En todos los sentidos.

¿Sientes que esta nominación se tardó mucho?

Mira, no es ningún secreto. Treinta años es mucho maldito tiempo. Pero ¡no me quejo! Es un día de alegría. Me siento bendecido por este día. Bendecido por el reconocimiento. Tengo la sensación de que el reconocimiento no es solo para la gente que trabajó en la película, sino para la gente que ha trabajado en mis películas desde 1986.

A partir de tu largo historial de hacer cine, ya sea de manera independiente o con grandes estudios o películas escritas por ti o por alguien más, ¿hubo algo acerca de El infiltrado del KKKlan que te hiciera pensar que podía tener un impacto distinto al de otros filmes?

Bueno, cuando Jordan Peele [el productor] me llamó y me dijo que la trama era que “un hombre negro entra infiltrado en el Ku Klux Klan”, me intrigó, porque con lo absurdo de esa premisa viene el humor. Kevin Willmott [coguionista] y yo sabíamos que, si podíamos usar la película para conectar el pasado con el presente, podríamos lograr algo que conectara con la gente. Y fue muy difícil hacerlo, pero tuvo éxito. Le habla directamente al mundo en el que vivimos en la actualidad, con este hombre en la Casa Blanca.

Ahora hay 800.000 estadounidenses que necesitan un respiro porque estamos por empezar otra semana más del berrinche de este hombre porque necesita dinero para su muro. Un muro que quiere construir en la frontera con un país que según él dice alberga violadores, asesinos y narcotraficantes. ¡Y que ellos pagarán por él! Lo cual es mentira.

Esta película aborda directamente la locura y el caos de este mundo de locura y sin cabeza [risas]. Creo que en los años venideros, cuando los historiadores busquen alguna obra de arte que demuestre con claridad lo que ocurre en esta época, El infiltrado del KKKlan será una de las primeras cosas que vean, porque esta película está del lado correcto de la historia.

¿Qué crees que dice esta película sobre la industria actual y hacia dónde se dirige?

Bueno, nada de esto habría sido posible si la academia no hubiera tomado la acción heroica y correcta de abrir sus filas y reflejar la imagen de este país de una mejor manera. Felicito a la expresidenta Cheryl Boone Isaacs por haber sido quien impulsó ese cambio. Dudo que haya sido sencillo.

En 2015 dijiste que es más fácil que un hombre negro logre ser presidente de Estados Unidos que director de un estudio cinematográfico. Sigue sin haber mucha gente negra dirigiendo estudios de cine.

[Risas] Y sigo pensando lo mismo. Creo que una de las últimas fronteras para que sí haya diversidad [en la industria] es que exista entre los guardianes y quienes controlan el acceso. La gente que dirige medios y que decide qué se hace y qué no. Hasta que no alcancemos una diversidad en ese ámbito, seguiremos teniendo problemas.

En 1990, la primera vez que fuiste nominado por la academia, Paseando a Miss Daisy ganó el premio a mejor película. Este año, El infiltrado del KKKlan competirá en esa categoría con Green Book: Una amistad sin fronteras, película que algunos critican porque muestra de manera retrógrada una relación interracial y que ha sido comparada con Miss Daisy. ¿Notas alguna coincidencia?

Hoy en día ya tengo una política: no me permito hablar de las películas que hicieron otras personas y que están nominadas. Pero sí, se ha hecho esa comparación.

¿Cómo se siente entonces competir con Green Book?

No puedo hablar al respecto. ¡No lo haré! [Risas]

En la lista de tus diez mejores películas, ¿en qué posición colocas a El infiltrado del KKKlan?

Pues en la posición de que es la más reciente. Es el joint (la fumada) más reciente de Spike Lee.

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