Felipe De la Parra se atreve a entrar en el mundo secreto que toda la Humanidad conoce. Su poesía confesionaria nos interpreta a todos los que amamos, hemos amado o amaremos.

En el peligroso desafío de este libro salido de la mente y, sobre todo, del corazón del poeta Felipe De la Parra Vial, este autor resulta vencedor. Que las más de sus cien páginas estén dedicadas, poéticamente, al mismo tema, pudiera ser agotador. Y, sin embargo, ocurre todo lo contrario pues, a medida que se leen, quien lo haga entrará más y más en el secreto de la confesión profunda. Y así el lector se hará cómplice, pero cómplice deseoso y hasta jadeante, del momento íntimo y, principalmente, de la fina palabra de las que están hechos estos poemas tan sutiles y tan todo lo contrario, al mismo tiempo. Es que, efectivamente, aquí cada palabra tiene su sentir personal y preciso porque sabido es que cada vocablo engendra confesión, belleza y acerca a la verdad íntima.

Nada es falso, todo es cierto en este libro de poemas reunidos, Erótika Quintaescencia, porque las palabras siempre son el único cargamento posible del quejumbroso o emocionado o feliz o triste vehículo que carga ideas, sentimientos, porfías, ironías, defensas, desesperaciones. La risa y el llanto, la tragedia y la comedia. En este caso, la intimidad sin tapujos desplegada y que conviene leer con la calma de todo buen lector que ande en busca de sensaciones.

Un lujo de lectura. Novedosa, valiente y placentera.

Ya en el prólogo, el escritor Antonio Rojas Gómez sentencia que De la Parra es un poeta suspirante y no se queda en la contemplación. Dice que se trata de un poeta activo, incansable, que rompe esquemas, que avanza por territorios laberínticos, que no recorre senderos transitados por otros poetas, que se adentra en el océano en busca del amor. Y más adelante agrega que un libro sobre el amor, hoy en día, no puede dejar de ser un libro erótico…. y en este caso, estos versos están muy lejos de ser angelicales.

En Palabras Preliminares, Reynaldo Lacámara comenta con vehemencia (y con razón) que en el campo del tema que nos interesa somos todos vencedores y vencidos, con aquella sospecha de que es mejor durar que arder. Este poemario nos insta a permanecer inquietos y vitales en un espacio donde el ser humano pueda mirarse a los ojos. Señala también que ahí está nuestra victoria (la del lector) y también nuestra tarea.

A su vez, Soledad Neira anuncia (y hay que repetirlo, porque apunta al meollo) que De la Parra, “amante poeta y continuo del ardiente abrazo”, simiente del optimista intento, con su sensualidad desbordada y lujuriosa convoca en páginas abrazadas a la poesía a siete artistas visuales que otorgan dinamismo y diversidad de enfoque a la propuesta. Y entonces en Erótika Quintaescencia la palabra se ratifica en la imagen y propone disímiles discursos eróticos, concupiscentes, cada uno desde su perspectiva y que se van urdiendo a la trama colectiva coherente. Así, la poesía y la plástica son una energía exorcizada de los infiernos transcurridos.

Algunos ejemplos:

“Mi mano te busca

esta noche

desesperada

perdida

en el precipicio de tu cuello

encendida

adivinando tus pechos

pequeños

se arrastra

engarrada

como una estrella se mar”

(“Caliente”, con foto de la serie En El Infinito, de Enzo Basso)

Mar adentro, mar bravo

busco la tormenta perfecta en tu espalda

cimbreante telúrica

culebra oceánica de azul profundo

 

las olas de montaña

fieras hambrientas

suben bajan estallan

me llevan sin control por tu cubierta

(“Mar adentro, mar bravo”, obra pictórica de Ernesto Durán).

me gustaría que fueras una loca de patio

una aprendiz de besadora de los piratas

 

una adivinadora de la sombra en el estío

 

ay, cómo me gustaría que fueras

la dueña del camino de las lluvias

una guardalibros secreta

 

pizpireta y bailadora

 

me gustarías desnuda

tan gorda en la mesa

que me gustarías

tan gozadora en la cama

 

picaflora y compañera

 

(De “Eros y Marilyn”, dibujo de María Eugenia Akel).

¿Qué título se le pone a una nota periodística como ésta, sobre el libro Erótika QuintaEscencia?  ¿Es que se puede ser cuerdo luego de leer estas páginas, con el inicial ánimo laborioso de escribir sobre ellas? ¿Cómo discurrir profesionalmente frente a tan íntimas pero elocuentes divagaciones? La respuesta está en el dibujo rescatado del libro “Dulce Yo”, de Omar Gatica. Al poema que de esa imagen nace Felipe De la Parra bautiza como Todas las Noches te Amo con Locura. Palabra final porque, ya decíamos al principio, las palabras siempre son el único cargamento posible del quejumbroso o emocionado o feliz o triste vehículo que carga ideas, sentimientos, porfías, ironías, defensas, acusaciones. La risa y el llanto, la tragedia y la comedia. En fin, la poesía y sus intrincados pero bellos bemoles.

Todas las Noches te Amo con Locura

 

todas las noches te amo con locura

con el credo en la boca

con la inocencia primigenia del pan

 

te beso siempre a sabiendas del último tren

con la serenidad del segundo cumplido

con la seguridad del destello

 

te toco hasta que pierdo las manos

 

te abrazo te entrego

donde el alma no se devuelve

 

tanto tanto que todas las noches

te dejo embarazada

 

tanto tanto que todas las noches

tenemos un hijo

 

así de cielo

así de estrellas

EL EROTISMO, INTELECTUALIZADO

En las páginas finales de este libro aparece, como si estuviera escondida en el último desván pero pendiente del tema, una gruesa, contundente y atractiva batería de acercamientos (fuertes algunos, otros suaves) que le sirven a la obra de Felipe porque apuntalan, abrazan, acarician al erotismo más allá de lo sublime, provocando algo así como el gozo netamente intelectual al lector. Visiones Eróticas de Artistas Chilenos Contemporáneos es el título de este trabajo. Con este serio, contundente y avezado análisis de Yurima Calero Balmaceda, profesora Auxiliar de la Universidad de La Habana, curadora, crítica de Arte e investigadora, la sexualidad no sólo se convierte en rito sino en metáfora y en fuente de imaginación. Para la profesora Calero es el instante en que el hacedor de imágenes con la palabra poética sucumbe ante el deslumbramiento que el mismo provocara y se multiplican las posibilidades al mirar por los ojos de otros artistas, Yto Aranda y Klaudia Kemper además de aquellos cuyas obras son aprovechadas por De la Parra según exhibido más arriba. Demuestran la sensación que provoca el anhelo y cuentan con disímiles propuestas. Es otro deleite. Concordamos totalmente con la investigadora cubana cuando precisa que en este tipo de poesía los desbordes se entrecruzan sin convenciones ni presupuestos pero con un amplio registro de exploración y experimentación. Es que un recurso en la poesía es la necesidad de teatralizar, imaginar y hasta fingir aquello que se ve, los rostros de la sexualidad.

De ahí el título de esta nota, lo más lógico que encontré para evidenciar lo que Felipe De la Parra demuestra con pujanza, en cada verso de Erótika Quintaescencia.

Federico Gana Johnson

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