La seguí de punta a cabo, oscilando entre la vergüenza y la ira.

Piñera afirmó soberbio como siempre y lo reafirmó “Chile está mucho mejor preparado que Italia para enfrentar al coronavirus”, y enseguida subrayó tajante: “Todo el mundo sabe que en Italia no hicieron lo que tenían que hacer”. Aunque esa afirmación fuera cierta, un Presidente de la República con un mínimo sentido de la diplomacia, no puede hacerla pública. Las consecuencias son imprevisibles y con todo su derecho, las autoridades italianas podrían rechazarla, generando un conflicto diplomático de consecuencias imprevisibles.

Para eso existen funcionarios subalternos, pero la soberbia de Piñera es tan irreflenable, como la de su Ministro de Salud Máñalich, quién afirmó suelto de cuerpo días atrás: “Chile tiene el mejor sistema de salud pública del planeta”. 

Estas palabras de Máñalich, fueron recordadas irónicamente por una doctora de la Posta Central, al dar a conocer la situación dramática que afecta a su servicio, un par de horas antes de la entrevista a Piñera.

“Hoy día 18 marzo, partiendo turno a las 8 de la mañana en una jornada de 24 horas, no tenemos alcohol gel, que debería haber uno por paciente, nos están dando una mascarilla por funcionario, no tenemos con que lavarnos las manos, no tenemos con que secarnos las manos, nos tuvimos que conseguir 1 alcohol gel para 13 camillas en la unidad de pacientes críticos en la que me desempeño.” ([1])

Igual denuncia formuló un médico del Hospital Clínico de Chillán: “Hay mascarillas pero quirúrgicas, las cuales tienes muy poca efectividad ya que cuando se humedecen, pierden su efecto. Debiéramos tener todos mascarillas N95 que son las que realmente protegen. Además andamos con uniformes clínicos y vemos que en otros países a todo el personal lo resguardan con overoles, cubrecalzados y mascarillas con filtros, entre otros implementos”.([2])

Recordemos que el Director General de la Organización Mundial de la Salud, ha declarado reiteradamente, que no podemos parar el covid-19 sin primero proteger a los funcionarios de la salud.

El personal de los Servicios Públicos de Salud: médicos, enfermeras y asistentes es, en las circunstancias que vivimos, el tesoro más preciado en el cual descansa la vida de los chilenos. Tenemos la obligación de rodearlos de todo lo necesario para salvar nuestras vidas. ¿Qué hacemos sin ellos?

Máñalich describe un mundo de fantasías, que la menoscabada salud pública chilena lo desmiente. En efecto, el secretario general del Colegio Médico, entrevistado por un matinal declaró: “Nuestro sistema sanitario tiene el 50% menos de camas disponibles que el promedio de la OCDE. Tenemos solo 1.000 camas críticas con ventiladores, de las cuales el 95% ya están ocupadas por otras enfermedades”.

Izkia Sichel, presidenta del Colegio Médico, constituida en una sorprendente protagonista de esta crisis, ha insistido una y otra vez, que el gobierno debe decretar el confinamiento general, para intentar bajar la curva de contagios del coronavirus.

Piñera también fue consultado al respecto, rechazando una cuarentena total al contestar lo siguiente: “A los que proponen cuarentena total, les pregunto: ¿quién se va a preocupar de la energía, del agua potable, de los medicamentos?”. Esta es una nueva afirmación irresponsable, porque países que han declarado la cuarentena total como China, Corea del Sur, España o Italia, obviamente mantienen en funciones todos los servicios públicos.

Los alcaldes han debido doblarle la mano al Presidente una y otra vez. El Ministro de Educación rechazó la clausura de los establecimientos escolarea aduciendo que cumplían otras funciones además de las escolares. Seis horas más tarde, el propio Piñera apareció en la televisión decretando el cierre de todos los establecimientos escolares, tras enterarse que muchos alcaldes ya habían ordenado su clausura.

Lo mismo ocurrió con los grandes Centros Comerciales, clausurados por varios alcaldes, no obstante que Piñera había señalado la inconveniencia de esta medida al afirmar lo siguiente: “No es bueno que las decisiones se tomen a nivel comunal sino en forma integral”, en referencia a los cierres de los malls, adoptados por dos jefes comunales de su sector: Rodolfo Carter y Evelyn Matthei.

En la extensa entrevista de televisión a la que hacemos referencia, Piñera no dio a conocer ninguna acción severa destinada a combatir el alza de precios y acaparamiento que afectan a artículos esenciales como mascarillas o el alcohol gel. Se limitó a convocar a la buena voluntad y comprensión de los consumidores o a amenazar con severas sanciones a los especuladores a sabiendas que nada de eso ocurrirá.

Al respecto, es necesario recordar los exorbitantes precios de los remedios existentes en Chile. La propia cadena SALCOBRAND aseguró, el año pasado, que “hoy, en Chile, los laboratorios venden a las farmacias hasta 10 veces más caro que a otros países de la Región” (El Mercurio; 22-02-2019). A su vez, el Ministerio de Salud informó que “Chile compra medicamentos hasta 24 veces más caros que otros países de América Latina” (Ibid.)

Afectados por una pandemia mundial, desconocida en la historia de la humanidad, Chile se permite el lujo de mantener su fidelidad a la Constitución pinochetista que hace imposible controlar los precios de ningún artículo.

En otra entrevista realizada por el Canal Mega, Piñera hizo alusión a las acciones promovidas por el alcalde Daniel Jadue y otros ediles, destinadas a adquirir el medicamento Interferón Alfa 2B, utilizado extensamente en China para combatir la epidemia.

Dijo Piñera: «He visto a un alcalde que está haciendo como agente comercial de un medicamento cubano que todos sabemos que no sirve para nada».

Cuba produce Interferón Alfa 2B, un medicamento usado en China para tratar a sus pacientes de coronavirus y que ha generado interés de compra en unos 15 países. Se trata de un antiviral que repone las defensas humanas. «El Interferón es un producto terapéutico, no es una vacuna», dijo Eduardo Martínez, presidente del grupo industrial estatal BioCubaFarma, desmintiendo publicaciones de redes sociales que informaban de que en el país se tenía la cura para esta pandemia.

Recordó que, según la asociación farmacéutica china, «entre las propuestas (para combatir el coronavirus) el primer producto de acción antiviral que se recomienda es el interferón».

Dos días atrás, China anunció que, desde el inicio de la crisis, por primera vez no hubo un solo nuevo infectado en todo el país.

Es inconcebible que, por razones ideológicas, el gobierno de Chile cierre el paso a medicamentos de eficacia probada, solo porque provienen de un país socialista.

Piñera no se diferencia de Trump, que ayer, en una conferencia de prensa, no ocultó sus concepciones racistas, al nominar reiteradamente lo que llamó el Virus Chino, hasta que una periodista lo interpeló para consultarle sobre los motivos por los cuales lo llamaba en esa forma. Trump se limitó a contestar: porque viene de allá.  ¡Qué vergüenza!

Digamos que el gobierno de Chile ha aceptado sin poner reparos, la donación de mil equipos de ventilación automáticas, proporcionados gratuitamente por la China socialista, equipo fundamental en el combate contra la presente pandemia.

En fin. Esta crisis ha puesto en descubierto las diferencias entre el socialismo y el neoliberalismo. Un sistema social con objetivos solidarios y otro en beneficio de los grandes grupos económicos.

Esto me recuerda el siguiente chiste que un tío de Anita solía contar en las reuniones familiares: “Un tipo dando una conferencia expresa: entre el hombre y la mujer solo hay una pequeña diferencia. A lo cual una dama asistente contesta: ¡qué viva la pequeña diferencia!”

Un abrazo virtual a todos ustedes de este viejo enclaustrado.

 

Miguel Lawner

[1] Interferencia 19.03.2020.-  Nicolás Massai, Diego Ortiz y Joaquín Riffo.

[2] Idem.

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